Un Gadafi demás

Publicada el 4 abril, 2011

Hace un mes el editor de la revista “The Economist”, como muchos analistas, esperaba una pronta caída del déspota libio Muamar el Gadafi, aunque resaltaba la diferencia con la forma como los lideres de sus principales vecinos, Túnez y Egipto, habían enfrentado las revueltas populares que reclamaban su salida.  En esas dos naciones, Ben Ali y Mubarak trataron de calmar a las airadas muchedumbres con una mezcla de acción policial y concesiones, mientras que en la rica nación petrolera el sanguinario líder la enfrentaba con balas de cañón.  Mientras la lógica negativa de los ejércitos tunecino y egipcio de disparar a sus pueblos apresuró la renuncia de sus enquistados líderes;  en Libia las fuerzas armadas,  en vez de velar por los intereses nacionales, vienen actuando como guardia pretoriana, huestes medioevales al mando de los hijos y amigos del tirano.

La brutal respuesta, con bombardeos aéreos y ataques artillados contra ciudades liberadas del despótico régimen, motivó resoluciones de la Liga Árabe solicitando y las Naciones Unidas  permitiendo el establecimiento de una zona de exclusión aérea.  Las acciones iniciadas por la Coalición y la OTAN, hace poco más de una semana, llegaron a tiempo para impedir que el ejército libio arrase con Bengasi y otros bastiones rebeldes en el este del país.  Continúan desiguales y fútiles enfrentamientos armados entre novatos civiles mal armados y entrenadas tropas modernamente equipadas, aunque es improbable que Gadafi pueda continuar la implacable dictadura luego de haber atacado tan brutalmente a su propio pueblo.

Más allá de cómo acabe en Libia, los más de cuarenta años del régimen dictatorial de Gadafi, el mundo se pregunta cómo continuará, y acabará, el despertar democrático que parece inspirar estas revueltas populares árabes.  Los longevos y autoritarios regímenes de Bahréin, Yemen y Siria están enfrentando reclamos en las calles, parece que lo ocurrido en Egipto y Tunes ha hecho perder el miedo a jóvenes ciudadanos, hombres y mujeres convocados por modernas redes sociales electrónicas.  Parece que el espíritu revolucionario se prende en el medio Oriente como caen fichas de domino. 

Es difícil predecir como continuará este proceso de transformación del mundo árabe, ni cuánto tiempo durará.  Nuestra experiencia en Latinoamérica ha sido extensa y variada, luego de doscientos años de iniciado los procesos independentistas, algunas repúblicas siguen gobernadas por caudillos autoritarios, mientras otras gozan de modernas democracias progresistas.  Sin embargo, creo que gracias a los actuales sistemas de comunicación, los cambios suceden a mayor velocidad y estos llegaran ineludiblemente, incluso a tradicionales monarquías como las marroquí, jordana y saudita, que para sobrevivir deberán transformarse de absolutistas en constitucionales.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

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