Guayaquil en el 2020
Hemos escogido ese año para referirnos al futuro de Guayaquil a largo plazo; bueno, faltan apenas veinte y cuatro años, lo que en la vida de una ciudad no se consideraría tan largo; porque en ese año nuestra urbe va a cumplir el bicentenario de su independencia. Tendrá para entonces más de cuatrocientos ochenta y cinco años de haber sido fundada por los españoles y muchos más de haber sido el punto céntrico de las tribus huancavilcas y estratégico para la comunicación entre nuestros antepasados indígenas.
Guayaquil tiene en 1996 cerca de dos millones de habitantes; considerando su área de directa influencia: la península de Santa Elena y la Cuenca Baja del Guayas, la población fácilmente bordea los tres millones de personas. El acelerado crecimiento del área en el pasado nos hace prever uno similar en el futuro. La región guayaquileña tendrá cerca del doble de la población actual, en el año 2020. Creemos que hay dos factores principales que inciden en este vertiginoso aumento demográfico: el crecimiento vegetativo nacional y la atracción que la ciudad ejerce sobre nacionales y extranjeros por ser un brillante polo continental de desarrollo económico.
Particularmente, no encontramos que deba producirse un grave problema por causa del esperado crecimiento de Guayaquil. De hecho, existen hoy en día, algunas metrópolis latinoamericanas y del mundo que superan los seis millones de habitantes. Unas desafortunadamente se han convertido en selvas urbanas caotizadas, pero otras han tenido adecuadas planificaciones que les permiten a sus ciudadanos tener una buena calidad de vida. Debemos de pensar con tiempo como queremos al Guayaquil del mañana.
Uno de los puntos más importantes que definir es si queremos una población concentrada alrededor de los cerros y manglares de la ciudad, o una distribuida adecuadamente en toda la región. Es decir, podemos crear para el 2020, un Guayaquil con cuatro millones y medio de habitantes con otro millón y medio en las urbes circundantes; o podemos contener a Guayaquil en alrededor de tres millones de habitantes, y albergar a otro numero similar distribuido en cinco urbes con alrededor de trescientos mil pobladores cada una: Milagro, Babahoyo, Daule, Salinas-La Libertad-Santa Elena y Posorja-Playas-El Morro; y otras quince o veinte poblaciones, como Salitre, Yaguachi, Nobol, El Triunfo, Naranjal o Vínces, con alrededor de ochenta u cien mil habitantes cada una.
Yo creo que entre estas dos opciones existen claras ventajas para preferir la segunda; mejores condiciones de vida para los habitantes, mayores posibilidades de preservar el medio ambiente y en general un desarrollo mas equilibrado para la región. Para que el desarrollo urbano se produzca de esa manera, debemos planificarlo ahora. Es necesario que impulsemos la urbanización de todas las poblaciones aledañas a la gran ciudad del Guayas, que se creen parques industriales en ellas, que se mejoren las comunicaciones entre si y con la metrópoli, que se cuiden las condiciones ambientales, en fin, que se desarrollen armoniosamente para hacerlas atractivas a sus pobladores y se conviertan en polos del crecimiento regional, en vez de ser poblaciones estancadas por la migración de sus ciudadanos.
Hace treinta años ya se hablaba en Guayaquil de la creación de ciudades satélites; sin embargo, no paso de ser una buena idea sin una estrategia para su realización. De allá para acá, solo la ciudad de Milagro ha crecido con esa perspectiva. Hay que estudiar las causas que han hecho esto posible: buena comunicación a través de autopista, desarrollo agroindustrial, bancario, educacional, artesanal, etc. También hay que estudiar a fondo porque otras urbes se han estancado. Con esa información se debe elaborar un plan estratégico a largo plazo para que sea aplicado por los gobiernos nacionales, provinciales y municipales. Guayaquil puede ser ejemplar en veinte y cinco años. O un caos. Nosotros decidimos su futuro. Planifiquemos el Guayaquil del 2020, ahora!
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EXPRESO