Cauta esperanza

Publicada el 30 enero, 2003

Luego de poco más de quince días del ascenso a la Presidencia del Coronel Lucio Gutiérrez, guardamos esperanzas de que su gobierno signifique un cambio positivo para el pueblo ecuatoriano, aunque muchos otros hayan perdido prematuramente la fe.  En efecto, el Presidente parece haber acertado con algunos nombramientos: el ministro Pozo puede dirigir la economía por sendas de austeridad y disciplina fiscal que permitan que ésta se estabilice para marcar el camino de la recuperación; el ministro Canessa tiene cualidades de prudencia, firmeza y dedicación para encauzar un fortalecimiento de la seguridad y encontrar vías de gobernabilidad; los ministros Pacari y Macas son dos muy bien preparados líderes indígenas con experiencia para desempeñar a cabalidad sus altas funciones; la ratificación de doña Elsa de Mena en el SRI es un mensaje positivo al país.  Por otro lado, pocos entendemos por qué el Presidente reitera el error de practicar el nepotismo como lo hicieron sus antecesores; nada bueno puede salir de aquello, pero sí muchos problemas.  Entendemos que sus conocidos y allegados sean principalmente militares o ex-militares, pero está cayendo en un excesivo nombramiento de personas con extracción castrense que causa preocupación en ciertos círculos.  La prueba de la convicción presidencial en la lucha contra la corrupción se dará cuando se enfrente a hechos de abuso de poder o de malos manejos por parte de amigos o familiares que ocupen funciones públicas.

El diálogo nacional organizado por el Secretario de Planificación, Augusto Barrera, abre oportunidades para que los diversos gremios y grupos nacionales crucen ideas que permitan establecer políticas ecuatorianas de lucha contra la pobreza y la corrupción, de competitividad y reactivación productiva, de seguridad y de comercio internacional.  Ciertamente es un buen inicio que debe ser fortalecido con esfuerzos continuados a nivel regional e incluyendo a otros grupos políticos.  Sin embargo, este afán gubernamental de diálogo nacional contrasta con algunas reiteradas actitudes presidenciales de confrontación que no aportan a favor de una mejor gobernabilidad que permita buscar desarrollo en la unidad nacional.

Confiamos en que la falta de prudencia y de experiencia presidencial, demostrada en algunas declaraciones que han requerido sendas rectificaciones, se superen en pocas semanas.  Asimismo creemos necesario que las voces de la oposición, que ya comienzan a sonar apasionadas y airadas en distintos medios de comunicación, se llenen de paciencia para darle tiempo al Presidente a encauzar la acción gubernamental.  Es hora de la crítica constructiva, la idea productiva y la acción positiva en favor del país.  Debemos apostar al éxito del gobierno porque de eso depende el éxito de la Patria.  El camino está en el diálogo, en la unidad nacional, en el trabajo mancomunado; solo así podremos superar los males que nos afectan y enrumbar el desarrollo nacional.  Ojalá el gobierno y sus tempranos opositores le den la oportunidad al país.  Mantendremos una cauta esperanza en un cambio favorable para la nación.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

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