Treinta días

Publicada el 14 febrero, 2007 - Diario EL COMERCIO

Generalmente es preciso esperar más de treinta días para comentar sobre acciones o declaraciones de un gobierno que se inicia, en el caso del de Rafael Correa, el exceso de simbologías y actuaciones discordantes han sembrado en poco tiempo decepciones pues parece faltar reflexión y preparación en las propuestas presentadas.  El periodista Alfredo Pinoargote en la edición de febrero 1 de “Vistazo” señala lo que a algunos nos preocupa del joven Presidente: “El costado oscuro revela un embelesamiento del muchacho hacia el comandante en jefe, una dependencia con su ombligo en los petrodólares, un seguimiento al modelo forjado sobre una realidad política similar, un alineamiento con una ideología que poco tiene que ver con el socialismo cristiano o el liberalismo alfarista.”

Evidentemente el estatuto presentado para la anunciada Asamblea no estaba listo, se ha presentado con los mismos vicios de privilegios para los partidos tradicionales y se mantiene el sistema antidemocrático de la “plancha”.  ¿Será porque éste ahora le conviene a Alianza País?  La negociación con el Congreso para aprobar el estatuto y se haga la consulta primero, o una Asamblea sin demoras, es adecuada.  En democracia los poderes están obligados a buscar acuerdos. Para que el trabajo en la Asamblea contribuya al fortalecimiento democrático, disminución de la pobreza y recuperación moral de la Patria, es necesario que ésta se realice en un ambiente de tranquilidad y armonía, lo que sólo se puede lograr a través del diálogo franco y constructivo.  Por eso es positiva la actitud del gobierno si no claudican los principios democráticos que deben regir la convocatoria.  Lo que es negativo y peligroso es tolerar movilizaciones agresivas contra órganos estatales. Para evitar preocupantes expectativas, el Presidente debe presentar sus propuestas de cambios constitucionales.

En el Ministerio de Economía hay mensajes y propuestas erróneas.  Está bien impulsar el desarrollo de microempresas y sistemas de economía solidaria, pero eso le compete al Ministerio de Bienestar Social.  Quizá Ricardo Patiño está ubicado en el Ministerio equivocado.  La anunciada renegociación de la deuda ya ha tenido un traspié y es inaudito el proyecto de endeudamiento adicional de mil millones de dólares con Venezuela porque contradice las ofertas de campaña de disminuir la deuda y el discurso del Ministro sobre deudas ilegítimas.  Que más ilegítimo que un préstamo a diez años con alto interés para cubrir nuevos gastos corrientes y una demagógica disminución del IVA.  Debería recaudarse mejor el impuesto a la renta, con técnicas inteligentes que disminuyan la evasión, pero crear uno a los activos no cumple ese propósito.  Empresas de servicio pueden tener muchas ventas y utilidades y pocos activos mientras empresas de agricultura de ciclo largo todo lo contrario por lo que ese impuesto sería injusto.

El Ministro Acosta que por sus excesos dogmáticos preocupa a muchos está actuando con prudencia y ecuanimidad.  Debe dirimir entre el idealismo ecológico o la explotación racional de recursos que genera desarrollo.  Esperemos que prime el sentido común y un verdadero afán de buscar el progreso del pueblo.  Poco se puede decir de los demás ministerios, un sentido pésame por la muerte de la Ministra Larriva, su hija y los oficiales del ejército en el accidente de Manta. 

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

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