Soberanía y honor
Con la expulsión de la embajadora de los Estados Unidos en Ecuador, la Sra. Heather Hodges, el canciller ha resaltado que esta es una decisión soberana del país en defensa del honor presidencial. Vale la pena analizar estos conceptos. Soberanía es el gobierno propio de una nación, en oposición a un gobierno impuesto por otro estado, es la autoridad en la que reside el poder político, aunque en democracia se dice que la “soberanía reside en el pueblo”. En ese sentido todas las decisiones de un gobierno, elegido por el pueblo, y tomadas sin influencia extraña, son soberanas. Hay decisiones soberanas inteligentes y también estúpidas. Honor es la cualidad moral que impulsa a una persona a actuar rectamente, y que hace que se sienta enaltecida y orgullosa por eso. El honor lo merecemos cuando actuamos con rectitud.
Penosamente, la decisión de declarar “no grata” y pedir la salida inmediata de la embajadora, siendo soberana, es torpe pues no beneficia a Ecuador ni sirve para limpiar la mala imagen que del Presidente Correa se han hecho diplomáticos estadounidenses, y quien sabe también, los de otros países. Para esto, lo que debía hacer el mandatario era aclarar, de ser ese el caso, que él no conocía la fama de corrupto del Gral. Hurtado, ya que no fue advertido de esto por el Ministro Bustamante, que era quien debía recomendar el nombramiento del Comandante de Policía. Con la expulsión solo se ha logrado dañar aún más las relaciones comerciales con el mayor mercado mundial, lo que ocasionará mayor desempleo, pobreza y desbalance económico.
Ante la divulgación, por parte de Wikileaks, de informes internos del departamento de estado de EUA con opiniones de funcionarios de ese país que han afectado la imagen de mandatarios de otras naciones, estos han actuado con discreción, incluso solicitando el cambio del diplomático que hubiere ofendido con sus conceptos en el gaje de su oficio, pero en ningún caso han reaccionado con la disposición extrema con que actúo nuestra cancillería. Unos creen que se tomó la perjudicial medida porque daría réditos políticos al gobierno, ya que por ser una afrenta contra los gringos, es popular. Creo que esta es otra mala decisión fruto de la inmadurez emocional del mandatario, y prepotencia e inexperiencia del canciller.
El daño está hecho, y de continuar nuestro futuro comercial en manos de funcionarios idealistas, que jamás han producido ni vendido nada, y que creen, como ha dicho Patiño, que encontrar mercados para suplantar exportaciones que perderemos por falta de acuerdos comerciales es fácil, se puede venir una nueva debacle económica. El alto precio del petróleo esconde la falta de inversión, la poca que existe es realizada por empresas chinas con contratos estatales, o lores de la narco mafia, facilitados por una absurda política migratoria.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO