Japón y la India

Publicada el 21 abril, 2008

Al regreso de un viaje a estos dos países asiáticos aún retumban en mi cabeza imágenes de coloridos vestidos, diversidad racial, abundancia de animales en la vida urbana, existencia viva de una religión politeísta ancestral y aplastante pobreza de gran cantidad de su población, en la India;  y de limpieza, orden, eficiente y puntuales servicios públicos, sobriedad en vestimenta, modernidad y riqueza generalizada de su población, en Japón.

Pocos días en la India no son suficientes para tener una visión total, más aún porque solo conocí su región central: Delhi, Rajastán y Uttar Pradesh.  Por información recabada, las regiones con mayor desarrollo de este país que desde hace una década experimenta un acelerado ritmo de desarrollo, comparable con el de China, están en el Sur: Chennai, Mumbay, Bangalore, y los estados de Kerala, Goa, Tamil Nadú, en donde no estuve.  Me impresiónó, a pesar de que aquí el trafico es caótico, lo mucho más grave que es allá, por la presencia aún a las afueras de Delhi y en las carreteras a Jaipur y Agra, de vacas, elefantes, camellos, chivos, burros y caballos a más de motos, triciclos, carretillas, bicicletas, autos, camiones, tractores y miles de gente a píe que hace que un viaje en buenas carreteras asfaltadas dure el doble o más de lo normal.  Nos sorprendió la miseria aún existente, en Agra y Varanasi, muchas personas andan descalzos; me recordó los niveles de pobreza que se veía hace cincuenta años en alrededores de Guayaquil y pueblos de la Costa.  Enhorabuena, Ecuador a pesar de todo, ha dado en su era petrolera importantes pasos de desarrollo socioeconómico para beneficio del pueblo.

La región de Kansai en donde están Osaka, Kobe y Kyoto, y la de Tokio están separadas por cuatrocientos kilómetros pero están casi unidas urbanamente: Nagoya y muchas ciudades con grandes poblaciones, núcleos industriales entre otros agrícolas se encuentran en un área donde habitan más de setenta millones de japoneses.  Una región menor que la de la Costa ecuatoriana donde resaltan orden, organización, limpieza y ausencia de miseria económica notable.  Posiblemente la densidad poblacional de India central sea algo menor que la de la costa central de Honshú, pero las diferencias en modernidad y bienestar son abismales, a pesar de ser parte de estados demócratas y capitalistas.  La diferencia en sus niveles de desarrollo debe estribar principalmente en la prolongada vida de organización estatal independiente de Japón, con aplicación, al menos desde la “revuelta Meiji”, ciento cuarenta años atrás, de esfuerzos culturales y educativos por parte del estado y de aplicación industrial y tecnológica por el sector privado que han sido efectivos para beneficiar a su población.

Ojala, que Ecuador mantenga los principios de nación laica y multicultural de nuestra revolución liberal y que los asambleístas se inspiren en el ejemplo de naciones progresistas para que los ecuatorianos tengan trabajo y bienestar sin tener que emigrar.  Por ahora, viendo la influencia de conflictivos y perjudiciales fundamentalismos en el trabajo constitucional, tengo pocas esperanzas de que eso suceda.  Dios no quiera, y en esto creo que no es en vano invocar su nombre, que no acabemos más empobrecidos que ahora y volvamos al tiempo en que se veían por las calles abundancia de niños y madres descalzos y famélicos, como por desgracia aún se ven en algunas regiones del mundo. 

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

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