Dogmatismo Ecológico

Publicada el 23 marzo, 2009

Siempre me he considerado ecologista, respeto a la naturaleza, he sembrado miles de árboles, me irrito cuando gente sin educación contamina con basura calles, carreteras y ríos y procuro corregirlos.  En donde he trabajado he impulsado la protección de manglares y bosques y la disposición ecológica de desechos, sin embargo, no he compartido posiciones extremistas de organizaciones que se oponen al desarrollo y generación de empleo y defienden retrógradamente insospechados intereses.

Hace algunos años hemos visto posiciones extremistas de organizaciones como Acción Ecológica que se oponen al progreso del país.  En vez de enfrentar a malos empresarios que destruyeron manglares para desarrollar camaroneras, buscaron boicotear la venta de productos ecuatorianos en el extranjero sin importarles que se pierdan fuentes de trabajo.  En vez de exigir que empresas petroleras, pública y privadas, utilicen técnicas modernas para disminuir, evitar y controlar contaminaciones ocasionadas por la explotación del recurso, promueven el absurdo de paralizar la producción, sin pensar en los miles de ecuatorianos que requieren educación y salud que solo con esos recursos estatales se pueden proveer.  En vez de impulsar que los pequeños mineros regularicen su actividad y usen sistemas de explotación menos contaminantes, tratan de impedir que grandes empresas, con recursos y técnicas para aplicar sistemas modernos de explotación y de tratamientos de aguas residuales, inviertan en el país generando puestos de trabajo y riqueza para el pueblo y el estado ecuatoriano.

Hay muchas posiciones absurdas y perjudiciales para el desarrollo de nuestro pueblo que Acción Ecológica ha mantenido inexplicablemente, pero eso no da derecho al gobierno a desaparecer a la organización sin un debido proceso.  Podemos no estar de acuerdo con las acciones de esa ONG, pero eso no justifica su arbitraria desaparición.

Más vale, si el gobierno sospecha, como algunos analistas, que Acción Ecológica representa intereses de otros estados o empresas transnacionales a los que no les interesa que Ecuador explote sus recursos de cobre y oro para no afectar los precios de esos minerales y que utiliza a obcecados lideres indígenas que engañan a humildes campesinos para esos protervos fines, debe iniciar las investigaciones necesarias para conocer la realidad.  Si se encuentra que funcionarios de esa dogmática organización ecológica son culpables de tamaño despropósito, no solo debe de afectarse su funcionamiento sino enjuiciarse a los responsables.

Mientras tanto seguiremos apoyando a organizaciones ambientalistas serias, que como Fundación Natura han hecho conciencia de la necesidad de respetar la naturaleza y proteger el medio ambiente y las múltiples especies vegetales y animales que afortunadamente, aún abundan en nuestro querido Ecuador.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

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