Cobro de deudas

Publicada el 22 junio, 2003 - Diario Expreso

Gracias a la decidida acción de la Dra. Wilma Salgado en la Agencia de Garantía de Depósitos (A.G.D.), se están viendo sustanciales resultados positivos en el cobro de las deudas asumidas por esa agencia estatal.  Estas deudas son un gran problema económico y moral para la Patria y nacen con la creación de la malhadada institución a inicios de la crisis financiera en diciembre de 1998.  A pesar de que este tema es delicado porque podemos caer en generalizaciones injustas, sobretodo si tenemos amigos y parientes cercanos involucrados, he decidido afrontarlo convencido de lo esencial del tema para el fortalecimiento moral de la Nación.

Apenas formada la A.G.D., y a medida de que las instituciones bancarias iban cayendo o siendo entregadas a la nueva entidad, iba creciendo desmedidamente la morosidad de las deudas.  En gran cantidad de casos ésta creció por dificultades en el pago, ocurrida – aunque parezca mentira – porque clientes se encontraban con liquidaciones inexactas y burocracias que entorpecían o desconocían los trámites de cancelación o incluso, por falta de gestiones de cobro.  Los políticos y funcionarios de la A.G.D. le dieron prioridad al pago lento y demorado a los ahorristas terriblemente afectados por el descalabro bancario, haciéndolo con fondos públicos obtenidos de las escuálidas arcas fiscales mas no de la cartera de los bancos que por mal administrados fueron a sus manos.  Entonces se dio un fenómeno parecido al que periódicamente se ha dado en décadas pasadas cuando se comenzaba a hablar de las famosas moratorias del Banco Nacional de Fomento: muchos clientes, ante tan buena expectativa, dejaban de pagar sus compromisos, así estuvieran en capacidad de hacerlo, esperanzados en diluir sus deudas con influencia burocrática y política.

Hay que distinguir, entre la lista de deudores publicados por la A.G.D., a algunos que con esfuerzo y responsabilidad ya han cancelado sus deudas o han refinanciado sus compromisos con las debidas garantías de pago.  También hay otros que, habiendo realmente fracasado en los negocios que emprendieron, no están en capacidad de cancelar la totalidad de sus acreencias ni garantizar su pago en el futuro, para quienes habrá que aplicar las disposiciones legales del caso.  Pero existen otros que quieren aprovecharse de las circunstancias del caos organizado en la A.G.D. y de influencias económicas y políticas para librarse de las millonarias deudas que han adquirido.  Algunos malos empresarios muchas veces obtuvieron inmensos empréstitos que no invirtieron enteramente en los negocios a los que estaban destinados sino en lujosas viviendas, gran boato, largos viajes y jugosas cuentas en el exterior.

A la mayoría de los empresarios se nos hace difícil entender cómo pudieron otros recibir tan grandes créditos sin las debidas garantías, a menos que estuvieran relacionados con administradores o accionistas de los bancos quebrados.

Debemos apoyar el proceso de cobro de deudas emprendido por la Dra. Salgado.  Está claro que deben corregirse tremendos errores como aquel de incluir en la lista a personas o instituciones que ya habían cancelado sus deudas o el pretender cobrarlas en ciudades donde no fueron adquiridas.  También es cierto que deben de resolverse los problemas otorgando las debidas facilidades.  Pero es de vital importancia que se apliquen todas las medidas necesarias para cobrar las deudas a las personas que tienen bienes, cuentas en el exterior y altos niveles de vida y se rehúsan a pagar los compromisos adquiridos.  Si se deja pasar esto, estamos condenados a que la historia se repita en siete o diez años, para perjuicio otra vez de los ahorristas y de todo el pueblo ecuatoriano que es quien finalmente pagaría la factura de las deudas no cobradas.  Debemos también luchar contra falsos rumores de desestabilización económica iniciados con el propósito de propiciar otra crisis y evitar en un nuevo caos responsabilizarse de sus deudas.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EXPRESO

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