¿Y si cae el precio del petróleo?
Hace tan solo ocho años el precio del petróleo estuvo en diez dólares el barril, ese fue uno de los motivos, entre otros, que provocaron la última crisis económica que tanto nos afecto a los ecuatorianos. En los años siguientes se recuperó llegando a sesenta dólares el barril, gracias a lo cual y al exitoso efecto de la dolarización, nuestro producto interno bruto creció por encima del cinco por ciento. Recuerdo esto para que pensemos lo muy factible que seria que el actual precio alrededor de los cien dólares el barril pudiera bajar a setenta o aún menos. Cuando ha fines de la década de 1970 el precio tuvo un inmenso incremento de tres a casi treinta dólares el barril, pocos imaginaron que pudiera caer luego tanto y tan rápido, pero ocurrió.
La misma volatilidad tienen los precios de los minerales, el oro y el cobre, por eso países como Chile tienen un fondo que crece cuando los precios se elevan para utilizarlo cuando estos bajan y mantener así con menores sobresaltos las economías nacionales. El gobierno de Correa decidió eliminar el Fondo que con ese propósito se había creado cuando el precio del petróleo comenzó a recuperarse hace pocos años. Nadie tiene la forma de predecir cual será el comportamiento del precio del petróleo en los próximos meses, por eso es necesario programar el presupuesto del estado con estimaciones conservadoras.
Si el precio internacional del hidrocarburo se estabiliza por debajo de setenta dólares y consideramos los descuentos que rebajan el valor de nuestros crudos, el gobierno de Correa tendrá graves problemas para cubrir los gastos corrientes, tan elevados por la política de subsidios, obras demagógicas e intensa propaganda con que este mantiene su popularidad. Se han aumentado los sueldos, ha crecido el número de empleados públicos y en el proyecto de nueva constitución hay ofertas cuyos costos se han calculado por encima de dos mil dólares anuales. Por otro lado, no hay nada que haga prever el desarrollo de nuevas áreas productivas ni el aumento de inversiones en los sectores no petroleros. La crisis económica en los países desarrollados desde donde provienen las remesas de muchos ecuatorianos que ayudan a sus familiares en Ecuador hace suponer que estas pueden disminuir. Si el gobierno no toma precauciones, la próxima crisis podría ser más grave que la anterior y mayor el sufrimiento ciudadano.
Si Rafael Correa no quiere oír las advertencias que se dan en la economía mundial, ni las de sus ex asesores y ministros, bien haría en recordar “Los sueños del Faraón” en el libro de Génesis y la interpretación de José que permitió a Egipto guardar recursos en los años de vacas gordas para alimentar al pueblo en los años de escasez. En el mundo las historias se repiten, pero algunos no quieren aprenden del pasado.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO