Soberana soberbia

Publicada el 24 diciembre, 2014

Había considerado en estas fechas en que debemos hablar de paz y amor,  escribir sobre virtudes cristianas de dos amigos recientemente fallecidos.  El uno, Enrique Boloña Mármol, reconocido pediatra que siempre estaba listo a dar buenos consejos, llenos de sabiduría y fe.  Una abrumadora muchedumbre asistió a su despedida;  a más de sus contemporáneos asistieron dos generaciones de jóvenes pacientes, quienes seguramente recibieron y apreciaron sus lecciones de vida.  El otro, Stanley Wrigth Roggiero, a quien pude ver en la última década, trabajar en el voluntariado social con humildad y responsabilidad sirviendo a los ciudadanos más necesitados.  Ayudada al prójimo sin afán de reconocimiento alguno.  Un hombre de quien nunca oí hablar mal, u ofender, a nadie.  Vidas dignas que se deben resaltar.

Pensé hacerlo, y evitar referirme a las mentecatas expresiones discriminatorias del Presidente Correa contra la Vicealcaldesa guayaquileña Doménica Tabachi, sobre todo porqué luego de estas ha habido, en importantes medios nacionales, magníficos comentarios sobre este exabrupto del mandatario, como los de José Ayala, Alfonso Espinosa e Iván Sandoval, entre otros, y no es necesario abundar.  Estos debieron ser lecciones asimiladas, pero el Presidente no admitió, sino que justificó el dislate en la sabatina siguiente negando las connotaciones racistas con las que se refirió a la representante porteña.  ¡Qué pena!  Admitir errores y pedir disculpas es propio de hombres sabios y prudentes, cualidades que deben cultivar los gobernantes.

Más grave aún, por las consecuencias políticas y económicas que pudieran afectar al Ecuador, son las agresivas declaraciones del Canciller Patiño contra autoridades alemanas, las que han sido plenamente respaldadas por Correa el 20 de diciembre pasado.  El gobierno ecuatoriano se siente ofendido porque parlamentarios de Alemania quieran visitar los nuevos campos petroleros en el Yasuní, y ha reaccionado airadamente rechazando la cooperación ambiental de ese país, y ofreciendo, sarcásticamente, darles un curso de soberanía y derecho internacional.  Este desplante a la más poderosa nación europea, sucede cuando Ecuador necesita que sus productos exportables ingresen sin desventajas al gran mercado de la Unión Europea.  ¡Insólito! Mientras buscamos inversiones que nos ayuden a sobreponer la crisis por la baja del petróleo, ofendemos a tradicionales aliados. 

¡Es difícil encontrar sentido en esta postura gubernamental!  ¿Acaso hay algo que esconder en los trabajos extractivos en el Yasuní?  El Presidente afirmó cuando justificó explotación en la zona, y muchos le creímos, que esta se harían utilizando técnicas modernas que disminuyan riesgos sobre el biodiverso y hermoso territorio.  ¿No es lógico, y beneficioso para este fin, que periodistas además de expertos y políticos internacionales, algunos que incluso apoyaron la iniciativa gubernamental de mantener la región libre de explotación, se interesen en su preservación?  Ecuador tiene derecho a explotar la riqueza minera o petrolera de su territorio, pero es obligación del gobierno velar para que se lo haga sin destruir la naturaleza.  ¡No hay que ofenderse si otros buscan lo mismo!  La soberbia es mala consejera, aplicada en diplomacia y relaciones internacionales puede acarrear graves y costosas consecuencias para todo un pueblo.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

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