Reacción Iraní

Publicada el 29 junio, 2009

Cuando se esperaba un apretado resultado en las elecciones iraníes el pasado 12 de junio, el gobierno que es a la vez la autoridad  electoral, a tan solo dos horas de cerradas las urnas proclamó ganador con un amplio margen de dos a uno, al radical Presidente Mahmoud Ahmadinejad.  Desde entonces las protestas no han cesado, pues muchos ciudadanos especialmente jóvenes que ansían cambios en las retardatarias políticas estatales, vieron frustradas sus esperanzas de cambio ante la obvia manipulación de los escrutinios.  Analistas iraníes e internacionales incluso dudan de que estos realmente se realizaron, sino que creen que el resultado fue dictado por el autoritario régimen.

Los líderes de la República Islámica nunca esperaron una reacción ciudadana tan activa, que continua aún luego de dos semanas del burdo acontecimiento, y comienza a semejarse a la revolución que hace treinta años depusiera al gobierno del Sha Reza Pahlevi y la milenaria dinastía que representaba.

Las noticias internacionales dan cuenta de decenas de muertos causados por la violenta acción gubernamental que pretende aplacar a los manifestantes.  Estos piden nuevas elecciones y ya no obedecen siquiera a los dictados del Consejo Supremo de los Ayatolas, máxima autoridad de este sistema teocrático de gobierno.

A muchos les sorprende la participación de cientos de mujeres en las demostraciones, ya que en la sociedad islámica a ellas les corresponde acatar una posición de sumisión.  Sin embargo, en Irán gracias a una inmensa renta petrolera, el uso de tecnologías modernas de comunicación se ha generalizado entre la población, poniendo al alcance de una mayoría el conocimiento de un mundo en el que cada vez mas, las mujeres logran igualdad de derechos y oportunidades.  Zahra Rahnavard, la mujer del candidato presidencial perdedor, Hossein Mousavi reclama abierta y valientemente que sean liberados los manifestantes presos, convirtiéndose con su marido en los accidentales líderes de lo que puede convertirse en una verdadera revolución democrática.

El recientemente posesionado Presidente Barack Obama ha tomado una prudente y diplomática actitud ante los acontecimientos, que contrasta con la tradicional posición de sonsa prepotencia que los Estados Unidos suele asumir y que algunos políticos republicanos esperan.

El Presidente venezolano Hugo Chávez y sus acólitos latinoamericanos, que en los últimos años han establecido inesperados aunque poco productivos vínculos con el gobierno del autoritario Ahmadinejad, deben estar preocupados con los sucesos iraníes y el futuro de su amigo y socio asiático.  Si se producen los cambios democráticos que hombres y mujeres iraníes están demostrando querer en Irán, Chávez deberá cambiar sus acciones totalitarias o tendrá que poner sus barbas en remojo.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

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