¡Que empiece la limpieza del Sistema Judicial!

Publicada el 28 julio, 2002

El número de escándalos de corrupción en nuestro país es cada vez mayor, se suceden unos a otros ocupando las páginas de crónicas periodísticas y artículos editoriales de los medios de comunicación de la nación.  Cada caso nuevo opaca a los anteriores que luego son olvidados.  El último escándalo de coimas y tráfico de influencias en el Ministerio de Finanzas para asignar partidas extra-presupuestarias ha afectado a los más altos niveles de los poderes Ejecutivo y Legislativo.  Se han denunciado, acusado y vilipendiado entre funcionarios y legisladores.  Amenazas de juicios, de nuevas denuncias, de investigaciones hasta las últimas consecuencias, como en ocasiones anteriores, probablemente acabarán en el olvido.  Un nuevo escándalo borrará las huellas del actual, sin que se castigue a los actores del despilfarro de los recursos del estado y del enriquecimiento ilícito de malos ecuatorianos.

Este círculo vicioso de corrupción, impunidad y desvergüenza puede acabar únicamente con la transformación y fortalecimiento del Poder Judicial.  Para esto es necesario una mayor asignación de recursos por parte del gobierno, un intenso trabajo de depuración de jueces deshonestos, una reorganización interna del propio sistema judicial y un compromiso de los principales partidos políticos para apoyar legislativamente los cambios necesarios para fortalecer la administración de justicia en el país.

La corrupción dentro del sistema judicial no sólo es la causante de la impunidad que alimenta tanta sinvergüencería y corrupción sino que entorpece además la lucha ciudadana y policial contra la delincuencia común que nos está llevando a un estado de inseguridad extremo que impide cualquier posibilidad de superación y progreso.  Imposible vislumbrar un desarrollo turístico que ocupe y permita vivir con dignidad a una gran cantidad de ciudadanos en el Ecuador si existen jueces que liberan a contumaces delincuentes para que incidan reiteradamente en perjudicar a la sociedad.  Hace pocas semanas los habitantes de un cantón ecuatoriano actuaron como en “Fuente Ovejuna” aplicando justicia por sus propias manos al linchar a un conocido truhán de la región.  En los últimos tres años me acuerdo haber leído al menos sobre otros dos casos similares además de otros tantos en donde se han aplicado normas ancestrales de justicia para evadir las cortes nacionales.  Ya pocos ciudadanos confían en ellas.

¿Cómo pensar siquiera en inversión extranjera si existen muchos empresarios nacionales que están cansados de los abusos y extorsiones a los que se ven enfrentados por parte de jueces deshonestos para que se respeten la ley y sus derechos?  Muchos empiezan ya a emigrar como cientos de miles de otros ciudadanos abrumados por el desempleo y la desesperanza originados en gran parte por la inseguridad y la corrupción.  Muy pocos pensarán en invertir en una nación en donde la propia justicia esta carcomida por voraces alimañas.

Para luchar contra la delincuencia que afecta a trabajadores honestos, empresas grandes, medianas y pequeñas;  para luchar contra la corrupción por la que unos pocos ricos vivos atracan recursos que servirían para educar a miles de niños pobres que marquen el futuro de la Patria y para recuperar la fe de los ciudadanos en el país es necesario transformar el Sistema Judicial.   Ingentes recursos económicos que modernicen al sistema, capaciten a su personal e impongan salarios que dignifiquen la función de los jueces serán necesarios para realizar la metamorfosis.  Pero más importante aún que esos recursos para lograr este cambio fundamental en el funcionamiento del estado nacional es la voluntad política de muchos de nuestros líderes, el trabajo esforzado y pertinaz de un grupo de discípulos nacionales de Catón, y el  impulso de una masa ciudadana cansada de tanto infame latrocinio.  Empecemos la limpieza de la podredumbre moral de la Nación por el Sistema Judicial.  Solo así podremos luchar con éxito contra la impunidad que gozan corruptos y delincuentes y el crecimiento de estos viciosos.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EXPRESO

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