Prometeo deportado

Publicada el 15 noviembre, 2010

Le pregunte a mi hijo si era buena la película ecuatoriana que están pasando en los cines, y me dijo que sí, que era una parodia de cómo somos nosotros, pero que era fuerte y golpeaba porque expresaba cosas duras.  Y así es, el excelente film muestra algunos caracteres típicos de los que habitamos esta tierra, con las diferencias regionales, raciales y de clase.  Se ven al avivato, que anda viendo en que y como hace negocio de todo, al irresponsable, al cuentista, a la modelo, a las beatas, al político parlanchín, en fin, también a los organizadores acomedidos y a los revoltosos listos para el linchamiento y el saqueo.

Me parece que es un trabajo bien logrado, tiene una buena dosis de humor, si somos capaces de reírnos de nuestros defectos sociales.  Pero también nos entristece, estos ecuatorianos que se van sumando en la sala de un aeropuerto extranjero, en prolongada espera para ser admitidos y lograr el objetivo de emigrar del Ecuador, son reales.  La corrupción que aquí impera, la inseguridad ciudadana, el desempleo hace que cientos de miles de ecuatorianos hayan salido del país en la última década, y que pese a las dificultades, muchos más quieran irse, y que muy pocos quieran regresar.  En España, por ejemplo, los ecuatorianos constituyen el mayor número de emigrantes hispanoamericanos, a pesar que en población no somos sino el séptimo país de esta región.  Hemos sido más ineficientes que nuestras naciones hermanas en ofrecer un mejor porvenir a nuestros ciudadanos, o ¿será que nuestros hombres y mujeres emigrantes, tienen más afán de superación y confían en su posibilidad de hacerlo en lejanas tierras que los otros?

Son temas sobre los que debemos reflexionar, y “Prometeo deportado” nos obliga a hacerlo, como lo hicieron cuando fueron publicadas las obras “Ecuador: señas particulares” del fallecido Jorge Enrique Adoum, o “Ecuador Identidad o Esquizofrenia” de Miguel Donoso Pareja.

Nos alegra que gran parte de esos compatriotas triunfen en el extranjero, por lo general, tienen un bien ganado prestigio de honestos, afables y trabajadores.  Pero nos apena que no puedan encontrar un mejor futuro aquí y contribuir al desarrollo nacional, duelen las separaciones familiares y los hijos abandonados.  El estado invierte muchos recursos en la Secretaria del Migrante, pero nos preguntamos, ¿están bien orientados esos gastos? No debería encontrar las causas del desarraigo e impulsar soluciones.

Felicito al director, productor, actores y promotores de “Prometeo deportado”, han demostrado que no se necesita un millonario presupuesto para hacer una buena película, que un buen guion puede enviar un mensaje que haga reflexionar a los cineastas sobre los males sociales.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

Déjanos un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *