Lo mejor para el 2011
Es lo que deseamos a todos los ecuatorianos para el año que se inicia, sin embargo la realidad socio-económica es dramáticamente delicada, y no se vislumbra una racionalidad política que pueda afrontar con acierto y sabiduría los problemas de inseguridad y desempleo que afectan al país.
Por un lado afrontamos una tenaz crisis de seguridad debida al colapso del sistema judicial, utópicas leyes y disposiciones constitucionales, ingreso indiscriminado de extranjeros, deficiente capacidad de policía y fiscalía, bajas penas e irresponsabilidad legal para criminales menores de edad. Hemos llegado a esta situación por un desborde de corrupción en el estado y aplicación de irresponsables decisiones legislativas y administrativas, que si bien es cierto comenzaron antes del gobierno de la “Revolución Ciudadana”, se han agravado notoriamente en este régimen. En las últimas semanas el Presidente Correa ha decidido tomar acciones y proponer reformas que reviertan los ingenuos desaciertos que han ocasionado el auge delincuencial que tanto agobia a los ecuatorianos. Esperamos que esto realmente ocurra, pues el derecho a la vida y seguridad es fundamental y debe ser garantizado por el estado, cuando se vulneran estos derechos en forma generalizada como ahora ocurre, así sea para salvaguardar los derechos de delincuentes, se afecta no solo a los ciudadanos, sino también a las actividades productivas y generación de empleo. Si no se actúa con eficacia, podremos encerrarnos en un círculo vicioso, mayor inseguridad-mayor desempleo.
El débil crecimiento y la pérdida de competitividad de nuestra economía es otro aspecto preocupante en el año venidero. La aprobación del Código de la Producción, aunque por lo limitado seguramente será ineficaz, es una indicación de la preocupación gubernamental por el estancamiento de la inversión privada. Eso ya es positivo, ahora el Presidente debe entender que la construcción de carreteras no genera más inversión si se arremete contra los empresarios agrícolas, el impuesto a la salida de capitales evita la entrada de estos, elevar demasiado los salarios mínimos estanca la generación de empleos, el discurso demagógico, confrontador y populachero no atrae inversiones nacionales o extranjeras.
Todos tenemos que poner de nuestra parte para que el año que iniciamos sea de prosperidad para nuestras familias y el país, pero las autoridades son las responsable de crear las condiciones para que esto pueda ocurrir. Si la falta de seguridad ciudadana, agravada por insensateces constitucionales, legislativas y administrativas, no se corrige, demasiados ecuatorianos sufrirán por el hampa, el desempleo crecerá y a pesar del alto precio del petróleo, no alcanzaremos el ritmo de desarrollo de nuestros vecinos.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO