Levantamiento Shuar
En lo que va del gobierno de la “Revolución Ciudadana”, las violentas protestas de pueblos shuar, que han afectado Pastaza y Morona-Santiago por más de una semana, han sido las más graves por lo que es necesario tratar de entender las causas que lo provocaron.
Es legendaria la historia de los shuar, conocidos hasta hace cincuenta años como “jibaros” por su ancestral fiereza, interrumpieron la colonización española y explotación minera en la región sur oriental a fines del siglo XVI, se alzaron varias veces contra los colonos de la zona que se refugiaban en la ciudad de Macas, y no fueron cristianizados sino por los salesianos recién a inicios del siglo pasado. El vasto territorio que ocupan incluyen la mayor parte de las provincias de Zamora-Chinchipe, Morona-Santiago, parte de Pastaza y un gran territorio en la amazonia del vecino Perú. Dado el mayor desarrollo cultural y organizativo de los shuar y achuar con respecto a otras nacionalidades amazónicas, el área que habitan se ha extendido en las últimas décadas, son tradicionalmente agricultores además de cazadores y recolectores, pero en el último siglo se han convertido también en excelentes ganaderos.
La posición extremista asumida por la dirigencia y pueblo shuar contra la “ley de aguas” no se entiende fácilmente puesto que en su territorio no existen canales de riego sino que su agricultura depende del clima lluvioso y sistema hídrico natural. El verdadero motivo es la visión, ciertamente equivocada, que la explotación petrolera y minera necesariamente destruiría su territorio por lo que pretenden que en las provincias que ocupan se prohíban estas actividades. Haría bien el gobierno en investigar como llegaron, los amazónicos, a esas erradas conclusiones que son mantenidas por grupos ecologistas extremistas que pretenden que Ecuador no se desarrolle para evitar algún posible daño ambiental.
Para solucionar el conflicto es necesario capacitar a la dirigencia indígena en las técnicas modernas de explotación minera y petrolera, la aplicación de sistemas de tratamiento de aguas residuales, de restitución y reforestación de suelos y otras acciones que evitan daños ecológicos. Se debe garantizar la directa intervención del pueblo shuar, que no quiere ver destruido su territorio ancestral, en el control de las explotaciones para asegurarse que se usen técnicas modernas. Los pueblos orientales se deben beneficiar con las regalías que se generen del uso de la riqueza que guarda su tierra, así como de la mayoría de los empleos que se generen.
El Presidente debe tratar al pueblo indígena, así como a todos los ecuatorianos, con respeto, escuchando argumentos y planteando propuestas con altura. El altivo y orgulloso pueblo shuar, con su demostrativo alzamiento, representa a todos los que exigimos trato respetuoso a naturaleza y ciudadanos. ¡Ojala escuche este llamado de atención!
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO