La vida sin Modernidad

Publicada el 15 junio, 2009

A propósito del dislate de Carlos Vallejo, de que los pobres no deben endeudarse para adquirir “doras”, me he puesto a pensar como era la vida antes de que la modernidad llenara nuestros hogares de electrodomésticos.  Ciertamente consumíamos menos energía por persona, en vez de aspiradoras se usaban solo escobillones, plumeros, escobas y trapeadores, utensilios que algunos de nuestros hijos no conocen.  Recuerdo temporadas vacacionales en Salinas, cuando solo había electricidad por horas y se usaban hieleras de madera para conservar los alimentos, y palanca de mano para subir el agua de la cisterna a tanques elevados.  Las televisoras llegaron a Ecuador en los sesenta, al inicio se reunían familias para ver las imágenes en una casa del barrio, hoy hay hogares que tienen varias, y en casi todas las casas hay al menos una.

En el Ecuador de hoy, pocas familias, por pobres que sean, carecen de electrónicos, refrigeradoras, tostadoras, batidoras, y más, en muchos hogares hay aire acondicionadores y aún computadoras como implementos esenciales de la vida moderna.  El aumento del uso y disfrute de estos implementos hogareños se debe a la libertad económica que ha existido en Ecuador, varias firmas comerciales compiten por el favor de millones de consumidores que pueden adquirirlas, en muchos casos por facilidades de pago existente en el mercado libre.

En cualquier corta visita a la isla de Cuba, nos podemos percatar, si contactamos pobladores afuera del circuito turístico, que en los hogares cubanos, aún los de clase media, no existe la proliferación de electrodomésticos que hay en los ecuatorianos, o colombianos, chilenos y brasileros, por mencionar otras naciones donde existen libertades de mercado.  En Cuba, los que tienen refrigeradora la cuidan con esmero, hay muchas con más de cuarenta años de uso, porque es difícil o imposible reemplazarlas.  A pesar del calor, aires acondicionados son rarezas solo accesibles a autoridades o turistas, mientras que en Guayaquil y otras ciudades de la costa, hay grandes centros comerciales y lugares públicos con enfriamiento.  Muchos cubanos no tienen que imaginarse una vida sin “doras”, la mayoría la vive como cosa común. 

Por eso muchos tratan de emigrar de la isla a como de lugar.  Nuestro país, gracias a la apertura total de nuestra inmigración les da oportunidad de que se radiquen en Ecuador y gocen de libertades y facilidades de vida moderna.  Algunos se casan con parejas ecuatorianas para obtener nuestra nacionalidad, porque la nueva constitución otorga ese privilegio con generosidad.  Lo que se hace incomprensible es porque el gobierno nos quiere llevar a un socialismo del siglo XXI, con propuestas estructurales que han hecho que países como Cuba no puedan ofrecer a sus ciudadanos la oportunidad de vivir con modernidad.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

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