La Batalla de Guayaquil

Publicada el 18 octubre, 2010

El 24 de septiembre pasado fue el sesquicentenario de la batalla en que las fuerzas del ejército restaurador de la República tomaron Guayaquil luego de derrotar a las tropas del General Guillermo Franco.  Este militar había usurpado el poder y para mantenerse en el, había firmado con el General Castilla, Presidente del Perú, el infame Tratado de Mapasingue, documento por el cual le cedía al vecino del sur todo nuestro territorio amazónico.

Ciertamente que la crisis generada por el bloqueo de la armada peruana a Guayaquil y todos los puertos ecuatorianos desde comienzos de 1858 fue una de las más graves que nuestro país haya sufrido.  Muchos historiadores consideran que Ecuador estuvo a punto de desaparecer, había cuatro gobiernos antagónicos en el país: Guayaquil, Quito, Cuenca y Loja.  Los presidentes colombiano y peruano, Tomás Cipriano Mosquera y Ramón Castilla planearon dividirse nuestro territorio entre los dos países.  Solo la acción decidida de Gabriel García Moreno, quien no dudo en aliarse con su anterior enemigo, pero experimentado  militar, el ex Presidente Juan José Flores, para organizar el ejército que venciera a tropas franquistas apoyadas por la armada peruana, restableciendo la unidad nacional.

Fue una etapa siniestra de nuestra historia, el propio García Moreno había conspirado unos meses antes con Ramón Castilla para derrocar al gobierno liberal del General Robles, y solo después, cuando fueron evidentes las intenciones depredadoras del presidente peruano, se volcó contra Castilla. 

Luego de la Batalla de Guayaquil se reunificó el Ecuador y comenzó una etapa de tres lustros de gobiernos civiles, terminando el periodo de casi cuarenta años, desde 1822, de gobiernos dirigidos principalmente por militares.  Esta prevalencia de generales en el mando político fue común en esa época, en las cinco naciones liberadas por los ejércitos bolivarianos.  Una práctica errada que implantó el Libertador, al preferir a sus compañeros de armas como gobernantes de las naciones, distritos y departamentos liberadas del reino español.

A pesar de la importancia del evento histórico, los ciento cincuenta años de la Batalla fueron poco recordados en Ecuador, la Academia Nacional de Historia realizó sendos actos en Quito y Guayaquil, y pocos diarios reseñaron la importancia de la fecha.  La pasión política de los ecuatorianos se traslada hasta a los hechos históricos, como García Moreno implantó el orden y la unidad nacional con mano dura, instituyó un sistema educativo exigente y dominado por la religión, sin duda cometiendo excesos que debemos juzgar considerando las circunstancias y prácticas de la época, muchos creen que no debemos celebrar los acontecimientos heroicos que el patriota conservador lideró.  Sinrazones que en el siglo XXI debemos superar.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

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