Identidad Cuencana
El miércoles pasado se llevó a cabo en Cuenca la presentación del libro “Signos de Identidad Cuencana”, obra del ilustre director de la Academia Nacional de Historia y cronista vitalicio de la ciudad conocida por su elevada cultura como la Atenas del Ecuador, el Dr. Juan Cordero Iñiguez.
El libro contiene hermosas ilustraciones de Marco Martínez Espinoza. En ocho capítulos el autor recorre aspectos que han ido forjando la identidad cuencana. En primer lugar ese entorno geográfico tan maravilloso de unos Andes apaciguados por la edad, ciudad atravesada por sonoros ríos que solo se embravecen cuando las lluvias se cargan sobre la cercana y rocosa Cordillera del Cajas. En segundo lugar, la determinante influencia del pueblo aborigen, los laboriosos Cañaris en la ciudad. No se pudiera explicar la habilidad artesanal e industrial de los cuencanos de hoy si no conocemos los avances tecnológicos de los ceramistas y orfebres ancestrales, quienes deslumbraron a los propios incas que se establecieron en esas tierras para consolidar su dominio en el norte.
Los siguientes capítulos recorren aspectos políticos y administrativos, sociales y culturales, que forjaron la identidad de la ciudad, y la región, en la época de dominación española y durante los primeros 130 años de la republicana. El aislamiento geográfico en el valle andino nunca impidió que sus habitantes se mantengan actualizados sobre los avances de la humanidad. Los cuencanos forjaron su propio mundo, lleno de mística religiosa pero con una visión progresista del futuro. Bien dijo Gonzalo Zaldumbide en la Fiesta de la Lira de 1929: “Por vuestro mismo conocimiento y respeto del pasado de la humanidad; por vuestro mismo amor a la belleza natural, como por comprensión de la nobleza de la vida espiritual y simple, no sois menos ansiosos que los demás de todo progreso económico e industrial”.
El Dr. Cordero termina su obra en un capítulo en el que resalta la importancia de la declaración de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Yo le he dicho que se requiere otro tomo para explicar al Ecuador y al mundo la transformación de Cuenca en los últimos 50 años. De un tranquilo pueblo artesanal a una ciudad cosmopolita e industrial, de una población de la que emigraban ecuatorianos a una urbe a la que inmigran extranjeros para vivir sus años de jubilación. Es necesario explicar por qué funciona en el Austro la empresa pública eficientemente: Etapa; por qué en las cortes del Azuay no existen millares de juicios rezagados y la gente confía en la justicia; por qué los políticos, así sean de tendencia contrarias, dialogan con respeto concertando acciones que benefician a sus ciudadanos. ¡Mucho tenemos que aprender los demás ecuatorianos del progreso de la capital azuaya!
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO