Guayaquil no es Santa Cruz ni Singapur
Por las últimas elecciones, algunos políticos nacionales y extranjeros han sugerido que en Guayaquil habría un sentimiento separatista como el que afectaría a la región oriental de Bolivia o el que convirtió a Singapur en ciudad-estado al separarse de Malasia luego de la independencia de Gran Bretaña; aunque hubieren ciertas similitudes entre esta metrópoli ecuatoriana y su región con los casos sudamericano y asiático, existen claras diferencias que hacen que estas comparaciones no sean adecuadas ni justas.
Santa Cruz es la capital de su departamento y líder de la llamada media luna oriental boliviana, región en la cual el nivel económico por habitante es superior que al del resto del país, porque se unen el desarrollo agroindustrial con una gran riqueza hidrocarburífera. En esa región existe además una diferencia en la distribución étnica, alrededor del 35 % de los cruceños son indígenas dentro de una mayoría mestiza, mientras que en el altiplano más del 80% de los pobladores son aymaras y quechuas junto a una minoría mestiza y blanca. El caso ecuatoriano es diferente, Guayaquil es una urbe donde se juntan todas las razas y etnias del Ecuador con una proporción muy similar a la nacional. Si bien, el puerto ecuatoriano tiene un tremendo movimiento agroindustrial y comercial que impulsa su desarrollo, la mayor parte de la riqueza minera y petrolera del país esta en otras regiones.
Singapur por otro lado, se separó de Malasia no solo por diferente concepción de desarrollo económico sino por que en esa ciudad hay tanto o más habitantes de origen chino e indio, que malayos, además de una minoría europea, los cuales practican muchas religiones incluyendo la budista, hinduista, musulmana y cristiana; mientras que en Malasia los habitantes son casi homogéneamente malayos y musulmanes. Ya hemos notado que ese no es el caso de Ecuador y Guayaquil. Si bien esa cierto que el clima, el entorno geográfico y el reciente magnífico desarrollo de Guayaquil hace que la ciudad sea comparable con la cosmopólita Singapur, todavía nos falta mucho para alcanzar el grado de seguridad ciudadana, limpieza, orden, eficiente transporte y desarrollo económico que ha hecho de la famosa ciudad asiática un ejemplo mundial de buen vivir. Guayaquil puede imitar ese buen ejemplo sin considerar siquiera separarse de la Patria.
Guayaquil no es separatista, no pudiera serlo dado que sus habitantes son ecuatorianos de todas las etnias y regiones y su completa integración económica con el resto de la república. Lo que Guayaquil quiere ser es más autónomo, resolver sus problemas y potenciar sus recursos y posibilidades de desarrollo con libertad y eficiencia para mayor bienestar de los ciudadanos. Creer lo contrario es no conocer la realidad de la ciudad ni entender las aspiraciones de sus pobladores. Guayaquil es y será un crisol de la nacionalidad ecuatoriana.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO