Gasto e Inversión
Si analizamos fríamente los efectos negativos de la crisis económica mundial para el Ecuador, estos deben ser bastante menores que los que sufrimos a raíz de la crisis de 1999. En aquella ocasión, Ecuador sufrió los estragos causados por un terrible fenómeno del Niño por lo que se perdieron cultivos bananeros, arroceros, cacaoteros y otros. El sector camaronero no solo sufrió daños en infraestructura sino que le cayó la peste de la mancha blanca que arrasaron su producción. El precio de petróleo, principal sustento de la caja fiscal, estaba debajo de diez dólares, por lo que poco pudo hacer el gobierno para prevenir la crisis bancaria, primero de liquidez y luego de solvencia, que devino ante la situación económica afectando a la mitad del sistema financiero.
La situación actual es muy diferente, si bien se ha desinflado la burbuja especulativa que elevó los precios de petróleo encima de los setenta dólares por barril, estos se están estabilizando entre treinta y cincuenta dólares lo que es un precio muy superior a los que rigieron durante la crisis de hace diez años y diez veces mayores que los que existieron en gran parte de la década de los ochenta. El sistema financiero está sólido y el gobierno no atentará contra esta realidad porque sería el principal afectado. Si bien algunos precios de productos de exportación como las flores o el camarón han sufrido caídas considerables, estas no se comparan con la caída de los del petróleo, mientras otros productos como el banano, brócoli o cacao no han sido afectados.
Los principales problemas están en el gasto excesivo del gobierno, inflado a partir de la ilusión presidencial de contar con precios por barril encima de setenta dólares, y en la falta de inversión privada que genere nuevos puestos de trabajo, paralizada por el discurso anti-empresarial del gobierno, obsoletas e inflexibles leyes laborales y amenazas de nuevas imposiciones.
Mucho puede hacer el gobierno por disminuir gastos, incluso acabar con caprichosos proyectos como el de implementar un nuevo servicio de registro civil en Guayaquil para competir con el excelente servicio municipal. Es necesario consolidar algunos ministerios y oficinas gubernamentales que redundan esfuerzos, disminuir empleos burocráticos y excesivas prebendas laborales, y eliminar o reducir proyectos innecesarios.
Para que Ecuador aproveche las oportunidades que ofrece la crisis, sobre las que nos referimos la semana pasada, el ambiente empresarial y laboral debe ser más amigable. Posibilidades de inversión en agroindustria, turismo o minería también existen en Perú y Colombia, por lo que Ecuador debe competir con las favorables condiciones que se dan en nuestros vecinos. Esperemos que el Presidente Rafael Correa y el nuevo Ministro Diego Borja actúen con pragmatismo.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO