El poder ya es todo de Correa

Publicada el 14 octubre, 2007

Con los contundentes resultados de la reciente elección para asambleístas, una amplia mayoría de ecuatorianos le ha entregado al Presidente Correa todos los poderes para hacer los cambios que nuestro país necesita para progresar, mejorando la condición social y económica de sus ciudadanos.  El joven y locuaz mandatario no tendrá excusas si al cabo de uno o tres años nuestros hijos siguen emigrando, legal o ilegalmente, en busca de mejores oportunidades en otras naciones.

En días pasados asistí a una mesa redonda donde participaron dos líderes socialistas iberoamericanos que iniciaron procesos de transformación socioeconómicos en sus países haciéndolos progresar notoriamente: Felipe González, Presidente del gobierno español durante catorce años y Fernando Enrique Cardoso, Presidente del Brasil ocho años.  Los dos coincidieron en muchas apreciaciones: para hacer cambios se necesitan propuestas claras y capacidad de liderazgo, y el sector privado produce eficientemente riqueza pero el estado debe redistribuir las utilidades cobrando impuestos para revertirlos en educación y salud para la población.

Con acciones efectivas como la independencia del Banco Central, Cardoso controló una inflación que había llegado encima de 20% mensual afectando mayormente a los más pobres.  Su gobierno se preocupó del acceso universal a la educación y a los sistemas de salud, a la propiedad rural, su legalización y apoyo financiero.  Fortaleció los derechos de la propiedad privada y aprovechó de los beneficios de la globalización mientras controlaba sus riesgos.  Mucho falta por hacer: fortalecer el imperio de la ley y las luchas contra la pobreza y la corrupción; pero nadie puede negar el milagro brasilero, más del 60% de las exportaciones de ese país son industriales y esa joven y vibrante democracia es reconocida como potencia mundial.

González es el principal responsable de acabar con el atraso y decadencia que afectaron a España por doscientos años.  Este líder socialista cree en la sensatez del buen gobierno, en la necesidad de hacer a los países predecibles en el mediano y largo plazo para generar inversión y riqueza, en que la principal variable estratégica es el factor humano, al que hay que dar educación y salud.  Según este práctico español que ha cambiando la historia de ese país, la izquierda tradicional tenia preocupación por redistribuir riqueza pero no en crearla y la derecha sabía como hacerlo pero no quería redistribuirla.  No se debe  repartir el árbol sino distribuir sus frutos.

Esperamos que Rafael Correa, en quién el pueblo ha volcado su esperanza y entregado todos los poderes actúe con sensatez.  Un buen gobierno significa progreso, eso necesita nuestro país para que la emigración no rompa más a las familias ecuatorianas.  Correa no tendrá excusa si su gobierno fracasa, ya tiene todo el poder político y con los actuales precios de energía y minerales, también tiene recursos económicos para lograr las expectativas ciudadanas.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

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