Dolarización

Publicada el 1 febrero, 2010

Al cumplirse una década desde que el dólar pasó a ser la moneda circulante en Ecuador, en vez del devaluado sucre, se han dado muchos comentarios y reportajes en los medios de comunicación.  En la mayoría de estos el balance que se hace de los resultados de la controversial medida económica es positivo,  los índices de pobreza han disminuido, la clase media ha crecido considerablemente, la relativa estabilidad de la divisa norteamericana ha permitido un sustancial crecimiento de la economía ecuatoriana, sobretodo hasta el 2008.

El acelerado proceso de devaluación del sucre, que se acentuó en 1999 por la gravísima crisis económica y bancaria, fue la causa para que el gobierno de Jamil Mahuad tome tan drástica como arriesgada decisión.  A mi me tocó participar en esta porque a mediados de ese terrible año, cuando la crisis estaba en pleno auge, acepté el cargo de Gobernador del Guayas.  Si bien nada tendría que hacer el ejecutivo provincial con medidas económicas, comencé a tocar el tema con el Presidente desde octubre, y él me invito a participar en reuniones que se realizaron en noviembre y diciembre para analizar la situación.

Algunos meses antes, cuando la Sra. Joyce de Ginatta comenzó a promover la aplicación de la dolarización, muchos pensamos que era una locura, sin embargo, ante la grave devaluación del sucre, era necesario estudiar la opción.  El trabajo “Por qué y como dolarizar” del Prof. Franklin López me convenció de la pertinencia de la propuesta.  La tenaz oposición de funcionarios del Banco Central retrasó la difícil decisión presidencial al menos treinta días, lapso en el cual, la cotización del sucre pasó de 12000 a 25000 por dólar.   

Es posible que la dolarización fuera una de las causas que ocasionó la caída del gobierno de Mahuad, pues muchos tradicionalistas, entre ellos altos oficiales de las fuerzas armadas, consideraban antipatriótica la eliminación de la moneda nacional.  El éxito de la medida no se hizo evidente de inmediato, durante el primer año, la inflación continuó encima del 50%, pero luego, la estabilidad permitió que se desarrolle el crédito de mediano y largo plazo, acrecentándose la venta de vehículos, construcción de viviendas e inversiones que aumentaron la producción y exportación.

Analizando la decisión una década después, es evidente que esta fue acertada.  Quizá la desvalorización que ha sufrido el propio dólar en este tiempo ha contribuido a que las exportaciones ecuatorianas no pierdan competitividad, como vaticinaban algunos analistas.  La decisión de dolarizar fue una medida responsable ante las terribles circunstancias de hiperinflación que afectaban la economía nacional, aunque muchos detractores aún no aceptan los beneficios de estabilidad económica en un país que sufre de inestabilidad política.  Es necesario que los gobiernos controlen los gastos para esta se mantenga.        

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO  

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