Después del fragor de la campaña
Retomo esta columna luego de la contienda democrática. Preferí silenciarme unos días y evitar manifestar mis preferencias públicamente debido a mi activa membresía en Participación Ciudadana, organización que busca el fortalecimiento democrático, realiza el control de los comicios y el conteo rápido de resultados desde hace cuatro años.
Dos factores influenciaron en el contundente resultado de las elecciones del domingo pasado: uno es el gran deseo ciudadano de una renovación política que es bien representado por Rafael Correa y su equipo, y el otro, la mala campaña del candidato de derecha, Álvaro Noboa. Gran parte de los ecuatorianos estamos de acuerdo en que son necesarios cambios que fortalezcan la democracia ante lo cual el candidato de izquierda ofreció realizarlos. Por otro lado, la campaña de Noboa que comenzó con una ventaja de más de quince puntos sobre la de su contendor, cometió grandes errores especialmente, continuar con el mensaje mesiánico de ofertas demagógicas e inverosímiles que le había dado buen resultado en la primera vuelta. Para así hacerlo, él y sus asesores debieron creer que la mayoría de nuestra población era oligofrénica, de otra manera hubieran presentado programas de gobierno, sus posibles colaboradores, propuestas sensatas, factibles, en fin, ofrecer un discurso más inteligente que no ofenda la dignidad ciudadana y no haga uso del nombre de Dios en vano.
El acelerado cambio en las preferencias durante la campaña y la amplitud del triunfo de Rafael Correa confirma que gran parte del pueblo ecuatoriano, especialmente la creciente clase media, demanda cambios políticos que fortalezcan a las instituciones democráticas para lograr estabilidad y desarrollo. El próximo gobernante está consciente que muchos de los votantes que lo favorecieron no están de acuerdo con la mayoría de sus propuestas económicas, lo escogieron como mal menor ante el candidato del vergonzante discurso pueril.
Ahora le toca al Presidente electo encontrar el mejor camino para realizar las reformas políticas que propuso como sus votantes esperan. Una vía sería seguir su propuesta original, convocar a una Consulta Popular para que el pueblo se pronuncie sobre el llamado a una Asamblea Constituyente. La pregunta debe ser bien elaborada y contener una propuesta de elección directa, pudiera también incluir algunos directivos que orienten el mandato de la Asamblea como lo han sugerido algunas personalidades y grupos políticos. Esta vía es la más difícil, por la fuerza de sus opositores que incluyen a muchos congresistas recién elegidos, quienes para evitar que la Constituyente los regrese a casa, están ofreciendo hacer las reformas a las que se han opuesto hasta ahora.
Otra alternativa, que ayudaría a evitar la confrontación, es enviar a Consulta la propuesta de reformas del ex Presidente Gustavo Noboa en la que ya se rompió el candado y no hay argumentos constitucionales que la rebatan. Esta propuesta incluye muchos de los cambios necesarios y la posibilidad de que el Presidente disuelva el Congreso por una sola ocasión convocando una nueva elección, lo que resolvería el problema de la actual orfandad presidencial entre los “Padres de la Patria”. El nuevo mandatario y su equipo deberán tomar algunas de las más cruciales decisiones de su gobierno antes de llegar a Carondelet.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO