Conflictos agrandados
Por razones difíciles de imaginar, el Presidente Correa parece empeñado en aumentar innecesariamente ciertos conflictos que han afectado a su gobierno, mientras los verdaderos problemas económicos, educativos y sociales que dañan a los ciudadanos no reciben toda la atención que requieren.
El gobierno sigue empecinado en que el caos, desorden y suciedad que afectaba las calles de Guayaquil, regrese con la arbitraria ocupación de aceras y calles que rodean a los mercados, por parte de vendedores informales respaldados por Alianza País. Esto, a pesar que esos pequeños comerciantes tienen la alternativa de establecerse en nuevas áreas asignadas sin afectar el transito ciudadano y a comerciantes que cumplen con las normas urbanas, y que el Alcalde Nebot ganó abrumadoramente las últimas elecciones demostrando el respaldo que tiene su gestión municipal entre los guayaquileños.
Cuando pensábamos que el conflicto con Colombia estaba diluyéndose con el paso del tiempo, y que pronto se pudieran restablecer las relaciones diplomáticas entre las dos naciones hermanas y fortalecer el tradicional comercio internacional entre dos buenos vecinos, un Juez de Sucumbíos emite con el evidente respaldo del Fiscal General y del gobierno nacional, una orden de arresto contra Juan Manuel Santos, ex Ministro de Defensa colombiano y posiblemente principal candidato presidencial. Era predecible el rechazo de la INTERPOL a esa orden que pretendía convertir en judicial la acción militar y política que ejecutó meses atrás el gobierno colombiano; como también que la reacción colombiana incluyera la embarazosa exposición de nuevas evidencias o presunciones de colaboración entre ex-miembros del equipo de Correa con guerrilleros de las FARC.
Desde hace algunas semanas el Presidente Rafael Correa ha aumentado incomprensiblemente su animosidad contra los medios de comunicación, parece no entender que la libertad de prensa y expresión es un derecho ciudadano y una necesidad en toda sociedad democrática, con la que han vivido los mandatarios de nuestro país por más de cien años y con la que conviven los gobiernos republicanos de América y el mundo. Hace pocos días, el Presidente ha caído incluso en una burda comparación que pretende ofender a la distinguida dama que acertada y prudentemente dirige este matutino, doña Guadalupe Mantilla. ¿Será posible que al Presidente le satisfagan los inmediatos aplausos de las barras sabatinas sin importarle las negativas reacciones nacionales a sus exabruptos?
Estos son solo ejemplos de conflictos que se pudieran evitar si Rafael Correa fuera más prudente con sus expresiones y acciones, si reflexionara un poco más antes de actuar. Algunos sostienen que las personas somos como somos y no podemos cambiar, yo creo lo contrario, edad y experiencia ayudan a los seres inteligentes a cambiar.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO