Batalla equivocada

Publicada el 1 febrero, 2004 - Diario EL COMERCIO

El Alto Mando de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas se está metiendo en la batalla equivocada al maniobrar para que el Congreso Nacional levante la inmunidad parlamentaria de la que goza el diputado Haro.    Es equivocada    la causa y el sitio en que esta batalla se realiza.   En efecto, la inmunidad de los legisladores existe precisamente para que éstos puedan expresar, en el ejercicio de su función como representantes del pueblo, lo que crean sin que por ello se vean afectados judicialmente.  Por otro lado, no les corresponde a las autoridades militares entrar en el debate político parlamentario, buscando y negociando posiciones de los líderes partidistas nacionales.

Puede ser que los representantes de las FF.AA. tengan éxito en sus gestiones para atentar contra un principio parlamentario reconocido mundialmente; sin embargo, si es así, esta sería una victoria pírrica.   La defensa de la dignidad y el honor de la institución militar no se logra vulnerando derechos de los legisladores sino encontrando y castigando a los responsables de los hechos que ocasionaron la denuncia, posiblemente exagerada,  del diputado.  Lo que es cierto, para los habitantes de Riobamba y para todos los ecuatorianos, es que hace ya más de un año ocurrió una tremenda explosión que ocasionó ingentes daños a bienes y personas sin que todavía se hayan determinado quiénes fueron los causantes de tamaña irresponsabilidad que, como mínimo, se la puede calificar como negligencia culposa; qué medidas se han tomado para evitar que algo semejante vuelva a ocurrir y quÉ castigo tendrán los culpables.

Hay otras batallas que el Alto Mando sí debe hacer y ganarlas para mantener el respaldo y respeto que el pueblo ecuatoriano les tiene.  Debe vencer la mala costumbre de escudar a los malos elementos, bajo el manto de un mal entendido “espíritu de cuerpo”, investigando las terribles irresponsabilidades y actos de corrupción que, como es entendible, ocurren en ésa y en cualquier institución;  debe evitar que las instalaciones militares afecten a la población civil y al medio ambiente;  debe mantenerse alejado de intrigas políticas que afectan su imagen y vocación;  debe transparentar ciertos procedimientos que han sido objeto de críticas por parte de sus propios miembros;  debe dejar de creer que todos los comentarios que se hacen son “ataques” de enemigos y entender que muchos buscamos el perfeccionamiento de una institución que consideramos fundamental para el engrandecimiento de la Patria  y, por cierto lo más importante, debe prepararse constantemente, adaptándose a nuevas circunstancias, para defender nuestras fronteras terrestres y marítimas de cualquier infiltración de grupos subversivos extranjeros.

Es así, con un esfuerzo constante de superación institucional, que las Fuerzas Armadas acrecentarán su bien ganado prestigio ante el pueblo ecuatoriano.  El honor y la dignidad de la institución armada no se verán nunca afectados al recibir acusaciones por equivocadas o mañosas que fueran, pero sí lo podrán ser si solapan negligencias e irresponsabilidades personales y no aclaran hechos de graves consecuencias.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

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