Asamblea y Partidos
Parece que el gobierno enmendará el estatuto propuesto para la convocatoria a la Asamblea luego que movimientos sociales han expresado su rechazo porque pone en desiguales condiciones a grupos ciudadanos ante los seudos partidos existentes, mantiene la antidemocrática “plancha”, no prohíbe la propaganda electoral del gobierno y no incluye una agenda mínima sobre la cual deban actuar los futuros asambleístas.
Los ecuatorianos debemos entender que la democracia representativa necesita de la existencia de partidos políticos para su eficaz ejercicio. La animadversión ciudadana hacia estas agrupaciones se debe a que la mayor parte de las existentes se han convertido en autocracias donde no se respeta siquiera la libertad de pensamiento y expresión de sus miembros. Hace poco vimos como se increpó a un líder provincial porque pretendió elegir por asamblea a los candidatos a diputados cuando ya el Jefe Supremo tenía lista su designación. Así mismo, en otra agrupación de reciente formación pero con las mismas mañas de la partidocracia, se expulsó incluso del Congreso a un miembro que defendió los dictados de su conciencia y principios de su agrupación. Para tal efecto, se aplicó un “código de ética” creado no para defender la moral sino el servilismo que caracteriza a nuestros actuales partidos.
Para que la Asamblea tenga un efecto positivo en el desarrollo democrático nacional tiene que establecer claras disposiciones que permitan renovar el sistema de partidos políticos. Estas organizaciones tienen que generar una constante participación ciudadana, aplicar un ejercicio democrático a plenitud con elección y alternabilidad en sus líderes y candidatos, respetar plenamente la libertad de expresión y opiniones diversas y sancionar la corrupción de sus miembros, que debe ser el único o principal causal de expulsión.
Hay una relación especial entre la Asamblea Nacional y los actuales y futuros partidos políticos, los actuales no deben tener privilegios como evitar la recolección de firmas o aplicar sistemas que favorecen a listas en los escrutinios. En iguales condiciones, el pueblo decidirá como estará conformada la Constituyente; cuántos vendrán de la actual partidocracia, cuántos de las filas del gobierno y cuántos de agrupaciones políticas que están surgiendo para participar en el gran encuentro nacional.
El gobierno no debe imponer un estatuto al apuro arriesgando el éxito de este proceso de fortalecimiento democrático. ¡No por mucho madrugar amanece más temprano! Tampoco cabe crear falsas expectativas sobre los beneficios de la Asamblea ni que se promueva el tumulto y violencia en nombre de la misma. El gobierno debe evitar actitudes prepotentes e iniciar un diálogo con el Congreso y organizaciones ciudadanas para plantear en la consulta popular un estatuto equitativo que permita la participación de nuevos actores, no sólo de los suyos sino de otros grupos que vienen promoviendo cambios constitucionales. El Presidente debe también manifestar cuales cambios quiere ver en la Constitución como algunos movimientos ciudadanos y articulistas lo venimos diciendo hace tiempo. Una aspiración ciudadana es que se renueve el sistema partidista. Pronto veremos si Alianza País será una organización democrática u otra más con los vicios de la partidocracia como los tiene Sociedad Patriótica.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO