Nuevas Inversiones
Desde hace más de tres años el gobierno de Alianza País viene aplicando y anunciando políticas que perjudican al sector privado, y como era de esperarse, la inversión de nacionales y extranjeros ha disminuido notoriamente. Esto ha estancado la producción, afectado el volumen de exportaciones, y en consecuencia, ha aumentado el desempleo en el país. El problema ya se sintió el año pasado y entonces el gobierno culpó a la recesión internacional. Esto no es buena escusa porque vecinos como Colombia, Brasil y Perú crecen en acelerado ritmo a pesar de la crisis económica de los países más desarrollados, porque los precios de productos primarios como mineros, petroleros y agrícolas están elevados.
La falta de inversión privada ha hecho que el gobierno reaccione con el envío a la Asamblea del Código de la Producción. En ese proyecto se flexibiliza tímidamente la rígida estructura laboral ecuatoriana, se crean incentivos tributarios para áreas específicas de la economía, en fin, se busca hacer más atractiva la inversión productiva en el país. Aunque la intención es correcta, algunos analistas creen que este código no va a tener efectos notables en la inversión porque hay trabas burocráticas para acogerse a sus beneficios, estos son muy limitados en los dos mayores centros industriales del Ecuador, o simplemente, por insuficientes.
Es importante analizar el aumento en inversiones nacionales y extranjeras que se dio en el país en los primeros seis años de la década que termina, a raíz de la estabilidad económica generada con la dolarización y la aplicación leyes de flexibilización laboral, para ver si realmente son necesarios incentivos tributarios especiales que requieren trámites burocráticos para que empresarios inviertan generando mayor producción y trabajo.
Más que crear incentivos, hay que eliminar y combatir las causas que desmotivan a empresarios a invertir en nuevas actividades productivas. Por un lado está el discurso anti-empresarial del gobierno, la oferta de aumentos irreales de salario, inestabilidad de la legislación tributaria, temas que generan malestar y resentimientos de clase que antes no existían.
Por otro lado, está el gran crecimiento de la criminalidad en los últimos tres años. Al inicio de este auge un ministro aseveró que era un asunto de percepción, ahora creo que ninguna autoridad puede sinceramente sostener ese argumento. Los ciudadanos, de todo nivel económico y en todo el país, estamos afectados por la inseguridad, vivimos atemorizados a ser sujetos de asaltos y todo tipo de crímenes. Esto influye negativamente en cualquier proyecto de inversión, y lo grave es que no se ve que el gobierno aplique algún plan de reformas que ataquen este problema.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO