Socialismo del Siglo XXI
Desde hace algunos meses, Rafael Correa y miembros de su gobierno vienen refiriéndose al Socialismo del siglo XXI, un concepto que el Presidente Chávez de Venezuela ha puesto de moda. Cuando escuché por primera vez el término pensé que se trataba de un socialismo progresista, como el que se ha aplicado con éxito en España, Francia o Chile, países a los que se dirigen muchos de los ecuatorianos que emigran en busca de mejor futuro. ¡Cuan equivocado estuve!
Hace cuatro meses conocí que el “filosofo” de este concepto era un alemán residente en México que escribía que el comunismo ruso y de Europa Oriental había fracasado porque los bolcheviques no aplicaron completamente las ideas de Karl Marx. Heinz Dieterich dice que hay que poner en práctica la teoría del valor que sostiene que las cosas deben costar por el tiempo que toma hacerlas, no por lo que determina el mercado y que las personas deben ganar por el tiempo de trabajo sin importar lo que hagan, así ocho horas de trabajo de un obrero valen lo mismo que las de un científico o gerente bancario por lo que deben ganar igual según este iluso escritor.
En días pasados este autor que pretende que se apliquen las fracasadas experiencias comunistas del siglo pasado añadiendo teorías rechazadas por el propio Lenin porque hubiera provocado la fuga de cerebros a más del capital en el mundo soviético, a visitado el Ecuador dictando conferencias, siendo entrevistado por los medios y reuniéndose con ministros de Estado; atendido personalmente por el súper ministro Patiño. No me llama la atención que alguien escriba barbaridades puesto que vivimos en un mundo con libertad de pensamiento y expresión, pero si me sorprende y preocupa que dirigentes de un estado moderno cuyo pueblo quiere trabajo y progreso puedan tomar en serio a un trasnochado soñador. Vi al despistado sociólogo en una entrevista televisada y él mismo parecía asombrado por la atención de que eran objeto sus ideas. Observó que el cambio tomaría tiempo porque había que conseguir el apoyo popular sin violencia, quizá por eso el gobierno venezolano busca la elección presidencial indefinida y hacerse cargo de la crianza y educación de los niños desde su infancia, habría que aislarlos de la realidad para que luego apoyen tal insensatez.
El Ecuador necesita cambios que fortalezcan la democracia, cobrar bien los impuestos a todos incluyendo a profesionales y exportadores, impulsar las microempresas, explotar eficientemente sus recursos, controlar la corrupción y los abusos monopólicos; cambios que eduquen al pueblo, enriquezca a los ciudadanos y disminuya la diferencia entre ricos y pobres evitando el éxodo de jóvenes a sociedades más eficientes. Si el Presidente Correa comparte las teorías descabelladas y retrogradas de Dieterich y tiene pensado hacer una revolución como la cultural que propició la mujer de Mao en la China o la de Pol Pot en Camboya, estamos ante un grave peligro. ¡Dios salve al Ecuador! Ya nos advirtió Mariana de Jesús, no corremos riesgo de desaparecer por grandes catástrofes sino por malos gobernantes.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO