Difíciles escrutinios
En las próximas elecciones, como ya sucedió en las pasadas, las juntas electorales de las provincias más grandes, en las que hay muchos diputados y a la vez se han presentado algunas listas de candidatos, van a tener serias dificultades para terminar los escrutinios de acuerdo a las disposiciones legales. Y la razón es muy simple: en la provincia del Guayas, por ejemplo, se eligen 18 diputados y hay 18 listas presentadas, lo que da un total de 324 candidatos. Cada uno de ellos tendrá al menos los votos de su familia y los de su entorno íntimo. Tabular manualmente los votos de tantos candidatos es una ardua labor para las cuatro o cinco personas de cada junta. Pero luego de más de doce horas de trabajo atendiendo a los electores y escrutando la elección de presidentes y de parlamentarios andinos, ésa es una tarea extenuante y me atrevería a decir que es casi imposible realizarla adecuadamente. Más aún, en algunas juntas difícilmente podrán siquiera iniciar el escrutinio siguiente, el de los votos para consejeros provinciales y concejales municipales, antes de la madrugada.
Para aliviar en algo esa labor, el Tribunal Supremo Electoral ha disminuido de 300 a 200 el número de electores por junta en las provincias con más diputados. Sin duda, deberá también tomar otras acciones como proveerles de métodos de tabulación diseñados adecuadamente y hojas impresas para el efecto, aumentar el número de ciudadanos por junta y permitirles su participación por turnos y, en caso de ser necesario, permitirles suspender la función de escrutar las elecciones de consejeros y concejales para que ésta se realice posteriormente en los tribunales provinciales.
Las decisiones que tome ahora el TSE son fundamentales para disminuir los riesgos de invalidez en los resultados de las elecciones que tenemos por delante, pero otras decisiones son necesarias para solventar este grave problema en las futuras elecciones. Una de ellas podría ser implementar un sistema de tabulación mecánica en el que los electores deberán agujerear tarjetas en vez de marcar un papel; otra sería realizar una votación electrónica, quizás este último con demasiado costo para un país pobre como el Ecuador.
Una mejor opción que fortalecería el carácter de representativa que debe tener toda democracia sería la de implantar el sistema de diputados distritales. Tendríamos que escoger a pocos diputados por distrito, lo que por cierto nos da más posibilidades de conocer a los candidatos y sentirnos mejor representados por los elegidos. El costo de las campañas para diputados en las provincias grandes disminuiría ya que al tener menos electores, podrán utilizarse sistemas más personales de promoción como actualmente ocurre en las provincias menores. Para evitar la oposición que en el pasado ha existido en las pequeñas provincias a los distritos electorales, éstos pudieran aplicarse sólo en las tres mayores: Manabí con los distritos norte, centro y sur; Pichincha con los distritos costa, sierra y Quito y Guayas con los distritos peninsular, centro, oriental y Guayaquil.
Son los diputados que vamos a elegir el próximo mes de octubre, los que deberán encarar y resolver los problemas de representatividad y de escrutinios de diputados en las provincias más pobladas del país.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO