YA NO ES Usted candidato, Sr. Presidente.
Hace más de cien días que usted, señor Presidente, está en el poder; sin embargo, todavía no se ve una congruencia clara en la estrategia de desarrollo que su gobierno debe implantar para cumplir con sus promesas de campaña y con el afán de lograr el progreso del pueblo ecuatoriano. Parecería que usted no ha dedicado suficiente tiempo todavía a escoger a todos los subalternos que necesita para organizar su administración y ejecutar las acciones que su gobierno debe realizar para tener éxito y cumplir con las expectativas ciudadanas. Le aconsejo que disminuya fiestas, celebraciones y la excesiva alharaca en sus recorridos y dedique aquel tiempo a decisiones clave y a planificación estratégica.
Su actitud de querer “premiar” con cargos públicos a todos los que participaron en su campaña electoral puede comprometer el éxito de su gestión presidencial y contradice su oferta de cambiar la cultura política de corrupción que carcome a la Patria. Cuando se es candidato es difícil rechazar el apoyo de nadie, por desprestigiado que éste sea, y es lógico estar rodeado de parientes y amigos; pero cuando se es Presidente se tiene la obligación de escoger con empeño a los ecuatorianos más probos y preparados para liderar las principales transformaciones que el país necesita. Gran parte de las personas que están detrás de una candidatura, especialmente en partidos o movimientos noveles, son desocupados buscando un trabajo con poder y la posibilidad de enriquecimiento rápido. Pocos son los patriotas que descuidan su actividad para impulsar una candidatura. Usted tiene que entender esa triste realidad y buscar a buenos colaboradores, no entre supuestos partidarios que acuciosos le presentan sus carpetas, sino entre los profesionales más prestigiados del país a quienes deberá convencerlos de su afán de enfrentar los vicios de pasados gobiernos. Algunos han sido así seleccionados; hágalo igual con todos.
Hay muchos militares retirados que pueden aportar valiosamente con su servicio al país, pero tiene que escogerlos con cuidado para encontrar a los más calificados. Recuerde que la institución está compuesta por hombres de carne y hueso que viven en el ambiente ecuatoriano contaminado de corrupción. No todos se libran de embarrarse en los lupanares de la codicia y el materialismo. Con el escándalo del padre Flores ya ni siquiera los sacerdotes son garantía de honestidad. Acuérdese que hay casos recientes de denuncias de corrupción en las fuerzas armadas que no han sido resueltos y deben ser aclarados y castigados los culpables. Ahora que los ha encargado de controlar el contrabando, sería bueno que comiencen dando un buen ejemplo: disponga la prohibición de importar sin pagar impuestos todo tipo de mercadería para los comisariatos castrenses; eso hará que prefieran productos nacionales o aporten como todos al erario nacional al utilizar bienes importados.
Los ecuatorianos queremos seguir teniendo fe en su voluntad de enfrentar la terrible corrupción que nos embarga. Usted es el Presidente, queremos ver mejores acciones y oír menos palabras. La lucha contra la corrupción es dura y difícil, ésta se le querrá infiltrar incluso en el propio Palacio. Apóyese y trabaje en coordinación con organismos creados para ese mismo objeto, esto le ayudará a lograr los objetivos e inclusive algunas reformas legales que ayudarían a acabar con la impunidad de la que gozan la mayoría de los enriquecidos ilícitamente.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: EL COMERCIO