Una ciudadana ejemplar
Cuando se extingue la vida de aquellas personas que han dado especial ejemplo de servicio desinteresado a los demás, los que tenemos la oportunidad de dar nuestra opinión en medios de comunicación, debemos rememorar a esos ciudadanos para que los más jóvenes vean buenos modelos a seguir.
Hace pocos días falleció en Guayaquil una mujer que desde joven, cuando por su singular belleza fue elegida Miss Ecuador, trabajó por diferentes causas sociales, ecológicas y políticas. Doña Rosana Vinueza Estrada de Tama luego del reinado en 1969, en que sobresalió por su dedicación a nobles objetivos, se casó y fue abnegada madre de cuatro hijas. Cuando muy pocos se preocupaban aún, en Ecuador, por la preservación de nuestro hermoso planeta, ella fue una de las gestoras de Fundación Natura, desde donde impulsó importantes proyectos.
Su preocupación por el desarrollo de la Patria y progreso de su querida ciudad, la llevó a ocupar, sin ningún interés personal y con grandes sacrificios familiares, diferentes cargos públicos: fue concejala de Guayaquil, subsecretaria de Bienestar Social y subsecretaria de Turismo. Por su afán de ayudar a transformar al Ecuador, aceptó y trabajó intensamente como candidata a vicepresidente de la República en binomio con Freddy Ehlers.
Rosana trabajaba con ahínco y discreción en muchas labores sociales. Cuando asistí el martes pasado a su velorio me llamó la atención la calle de honor hecha por estudiantes de la Escuela Fiscal “Enrique Grau Ruiz”, me acerqué a conversar con la rectora que estaba acompañada con una delegación del profesorado, quien me manifestó que estaban presentes por que la Señora Vinueza de Tama, todos los años desde hace varios lustros, en el día del niño y en vísperas de Navidad iba con regalos para los estudiantes, ayudando siempre a llenar las necesidades de la que llamaba ”su escuela favorita”; ciertamente habían otras que se beneficiaban con su callada generosidad.
Recordé entonces, que cuando mi mujer buscaba apoyo para organizar la Fundación “Crecer”, de niños de la calle, encontró a “Juconi”, que con la dirección e inspiración de Rosana Vinueza, ayudaba a preparar el personal de las instituciones que trabajan junto con los niños. Ella no escatimaba esfuerzos para ayudar en las labores sociales de su iglesia parroquial, o a las grandes causas cívicas del país, En el programa que mantuvo por dieciséis años en CN3 Televisión, del que se despidió cuando el avance de su larga enfermedad le impidió continuar, demostró su inteligencia y gran sensibilidad humana.
Personas como Marcel Laniado de Wind, Pablo Baquerizo Nazur o Rosana Vinueza de Tama, que en su vida no solo se dedican a sus empresas y familia, sino que trabajan con dedicación por nobles causas en beneficio de sus conciudadanos, deben ser recordados con admiración y respeto, para que su ejemplo sea imitado por otros.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO