Proaño, del Curto y el Morona
Debo confesar que a pesar de llevar más de veinte años imbuido en el desarrollo del proyecto interoceánico Morona, a raíz del inicio de la construcción de la vía Méndez-Morona en 1985, solo conocía que Víctor Proaño era un militar ecuatoriano, rebelde y aventurero, que cuando estuvo desterrado en el Oriente durante la dictadura garciana, exploró el territorio shuara y descubrió que el río Morona tenía fácil acceso desde Ecuador y muy buenas condiciones navegables.
Acabo de leer su biografía, publicada por los esposos Piedad y Alfredo Costales en 1994, y he conocido con admiración los esfuerzos de este latacungueño para que el Ecuador construya una vía para llegar a la cabecera del río Morona y acceder a la mayor cuenca hidrográfica del mundo. Luego de su viaje en 1861, expuso su descubrimiento en el Congreso buscando apoyo para la construcción de un camino desde Macas, organizó expediciones con autoridades ecuatorianas y peruanas para que conocieran las bondades del río, comprobó su navegabilidad en el vapor peruano “Napo” y difundió el proyecto Morona para comunicar al Ecuador con la amazonía. Murió en Lima en 1895; sin recursos y con su ánimo desgastado en este esfuerzo infructuoso. La Patria le reconoció el rango de General después de su muerte pero en vida sus coterráneos le apodaban el General Morona por la insistencia con que promovía la apertura vial a ese hermoso río que por nacer al oriente de la cordillera de Cutucú no acarrea grandes sedimentos.
Don Albino del Curto llegó al país como joven salesiano en 1903 y luego de trabajar en diferentes establecimientos educativos de la institución fue enviado como misionero a los pueblos shuaras. Allí exploró gran parte del territorio sur oriental y determinó que la ruta más corta y adecuada para entrar en la región era desde Paute a Méndez, desde donde siguiendo por el cañón del Santiago se llegaba muy cerca del río Morona. El sacerdote italiano trabajó mucho evangelizando a los industriosos y temidos shuaras que hasta entonces eran conocidos como jíbaros y se empeñó en construir una vía por donde iba el camino de herradura de Paute a Méndez. El Dr. Emiliano Crespo Astudillo en 1950 impulsó en el Congreso la construcción de esta carretera pero recién en 1985 durante el gobierno de León Febres Cordero se contrató la Méndez-Morona.
Hace más de ocho años Ecuador firmó los acuerdos de paz con Perú y aún no se ha terminado la vía y construido el puerto que nos permite hacer uso del derecho soberano de navegar y comerciar nuestros productos en los ríos de la gran cuenca amazónica y de acceder por ella al Atlántico. Según estudios, con un poco más de cien millones de dólares esta comunicación sería una realidad siendo mucho más económico que cualquier alternativa que requiera constante dragado de sedimentos. No solo Cuenca, Machala y Guayaquil están más cerca del puerto Morona sino también Manta y su proyecto de puerto de transferencia y Quito, a través de la trans-amazónica, está a menos de quinientos kilómetros de Méndez. Es hora de honrar la memoria de Proaño y del Curto y abrir el comercio amazónico para el Ecuador. El gobierno tiene la palabra…
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO