Perder el Miedo
Gracias a la actitud frontal de algunos ecuatorianos en defensa de las libertades de expresión y prensa ante el abuso y prepotencia gubernamental, muchos otros están perdiendo el miedo a las amenazas y actitudes dictatoriales del gobierno de Rafael Correa.
Es admirable la firme posición de los directivos del diario El Universo, quienes lejos de amedrentarse ante insólitos juicios planteados por la máxima autoridad y repudiables ataques en medios estatales, anuncian como lo hicieron diez días atrás, “No Callaremos, Señor Presidente”. Es despreciable que se pretenda afectar la imagen del que fue director del diario, Don Carlos Pérez Perasso, fallecido hace más de un lustro, por supuestos perjuicios al estado en negocios que ocurrieron hace tres décadas y sobre los que hubo decisiones judiciales hace 19 años.
En las redes sociales de internet circulan mensajes de movimientos cívicos de ciudadanos que manifiestan estar “hartos del desgobierno de la Revolución Ciudadana, cuatro años de auge delincuencial, cuatro años de desempleo, cuatro años de prepotencia, de persecución política, cuatro años de irrespetar la Constitución y de acomodar su interpretación a beneficio del poder ejecutivo, cuatro años de un gobierno totalitario, que no respeta la independencia de funciones, violentando todo principio democrático, cuatro años de haber abierto la frontera para que al Ecuador ingrese todo el mundo sin ningún requisito previo, cuatro años de ser un Estado más de Venezuela, hemos perdido la soberanía.” Mucho de lo que manifiesta este mensaje recibido por medios electrónicos de un grupo que se denomina “los cabreados”, nombre que indica enfado, malhumor y recelo, refleja lo que sienten cada vez más ecuatorianos ante abusivas acciones gubernamentales.
Ciertamente el auge delincuencial ha llegado a niveles insólitos, en Guayaquil no hay barrio seguro, ni siquiera los que tienen guardianía en ciudadelas cerradas. Cuanto de esta verdadera calamidad, que atenta contra la propiedad y vida misma de ciudadanos honestos y trabajadores, se debe a erradas decisiones no corregidas del gobierno, como la apertura indiscriminada de la frontera, la prohibición de tener armas o la bronca con la policía nacional, no sabemos. Pero esta inseguridad sumada a la poca inversión privada por la hostilidad del gobierno a empresarios y al comercio internacional, son un círculo vicioso que ahuyenta al turismo, impide creación de nuevos empleos y genera más pobreza y delincuencia.
Mientras haya ecuatorianos que manifiesten sus pensamientos sin miedo a los atropellos gubernamentales, tendremos esperanza de mantener nuestras libertades y que el gobierno rectifique errores que nos impiden progresar.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO