Partidos Políticos
Luego de quince días del triunfo del pueblo ecuatoriano en la consulta popular creo que, como ciudadanos, debemos reflexionar sobre sus resultados y el proceso de maduración política que debemos recorrer para superar la penosa etapa de concentración de poder que venimos atravesando.
Es increíble como la propuesta presidencial fue perdiendo apoyo de la población, hace 45 días las proyecciones más optimistas de los opositores daban 10 puntos de diferencia a favor del sí, 55% a 45%. El Presidente fue el causante de esa atronadora caída, el fue su principal contendor ya que el pueblo rechazó sus intolerancias y actitudes dictatoriales. El generoso reparto de bienes y bonos, la intensa campaña mediática y activa participación de autoridades estatales no fueron suficientes para mantener la amplia mayoría inicial a favor de las propuestas de Alianza País. Algunas causas de esa debacle electoral fueron: la firme posición de la dirigencia indígena, errores gubernamentales como la expulsión de la embajadora estadounidense, cansancio ciudadano a la actitud desafiante de Correa, atropellos como el que se cometió contra el coronel Carrión y la campaña sobre la inconstitucionalidad de las preguntas de opositores. En todo caso, el resultado abre perspectivas para un fortalecimiento democrático.
No es la primera vez que ocupo esta columna para impulsar el restablecimiento de un sistema partidista en Ecuador. No hay sistema democrático viable sin solidas organizaciones políticas, llámense movimientos o partidos. Por una simple observación podemos deducir que las democracias que mejor funcionan no tienen muchos partidos, entre tres y cinco son suficientes. En Ecuador siguen existiendo organizaciones personalistas como el Pre, Prian o SP, que responden a un líder-dueño, mientras AP, que pretendió ser un movimiento renovador, está demostrando ser otro grupo caudillista mas; y no terminan de morir organizaciones de mediados del siglo pasado, como el PSC, ID o DP, que reemplazaron a los tradicionales partidos liberal y conservador, y que por concentrar poder en pocos líderes fueron estigmatizados por medios y políticos como “partidocracia”, perdiendo el favor popular.
Para que se fortalezca la democracia es necesario que se unan ciudadanos que tienen responsabilidad y tendencia política similares. Entre los que se opusieron a la consulta podemos distinguir dos grupos diferentes, el uno de socialistas y ecologistas intensos, como Acosta, Larrea y Romo, entre otros; el segundo, más pragmático y centrista, al estilo chileno, entre los que estarían Viteri, Montufar, Páez, Vera y Herrería.
Para el futuro democrático nacional sería muy positivo que esos dos grupos se comprometieran para formar sendas organizaciones políticas, sin intereses personalistas y con proyecciones a largo plazo.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO