Militares comprando juguetes
El fin de semana pasado me han causado sorpresa, frustración y enfado, los sendos anuncios por la prensa nacional de la “Fuerza Terrestre”, firmados por un General del Ecuador, para comprar JUGUETES Y ARTEFACTOS ELECTRICOS por medio de Licitaciones Públicas. Mi enfado no es porque pueda yo creer que todos los generales de la República están corrompidos y que la posiblemente bien planificada compra no sea sino un pretexto para un beneficio personal o grupal. ¡No creo eso! Mi sorpresa y frustración es al conocer que los militares ecuatorianos y su Alto Mando tengan que preocuparse por comprar muñecas, rompecabezas, licuadoras, armas de juguete y quien sabe que otra cosa que poco tiene que ver con las necesidades nacionales.
Esto ocurre mientras todavía no sabemos luego de casi dos años de la infausta Explosión de Riobamba, si ahora están capacitando adecuadamente a su personal de tropa y oficialidad sobre manejo seguro de explosivos, o si ya están listos los planes para lotizar y vender el valioso campamento de la Brigada “Galápagos”, ubicada en plena “Sultana de los Andes”, para alejar tan terrible riesgo de esa Ciudad e instalarse en una de las hermosas haciendas andinas que la Fuerza Terrestre posee en las Provincias Centrales de la Sierra.
Se interesan en comprar juguetes cuando no vemos que haya ninguna intención de transparentar procedimientos, modernizar reglamentos o voluntad de cambio en una institución fundamental del Estado, nuestras gloriosas Fuerzas Armadas, que son responsables de la Seguridad Nacional. Sobretodo luego de que en los últimos años, el bien ganado prestigio obtenido gracias a hombres de la talla de Carlomagno Andrade, Miguel Iturralde y otros ilustres ecuatorianos que las prepararon para la victoria del Cenepa, se encuentra abismalmente alicaído por los escándalos irresolutos de compras de helicópteros inexistentes, calificaciones inexplicables, detonaciones fulminantes y otros graves indicios de corrupción e ineficiencia.
Encuentra nuestra Institución Armada importante repartir casi dos millones y medio de dólares en juguetes y artefactos eléctricos a sus miembros y no preparan adecuadamente, ni a los militares de carrera ni a los conscriptos, para que regresen a la vida civil como elementos productivos de la sociedad, evitando que muchos de ellos engruesen las bandas de asaltantes que tienen atosigada a la ciudadanía con una violenta inseguridad. Tampoco parece que la que debería ser eficiente Inteligencia Militar colabore exitosamente con la Policía Nacional para enfrentar esta atroz acometida delincuencial. Estoy seguro que en las propias Fuerzas Armadas existen empeñosos oficiales que están conscientes de la necesidad de cambios en la Institución responsable de la conservación de la soberanía nacional, la defensa de la integridad e independencia del Estado y garante del orden jurídico. Pero ellos por sí solos no pueden liderar las reformas necesarias; la sociedad civil debe aportar con ideas y acciones que ayuden a gestar la transformación. Un ejemplo de esto es Chile, donde luego de la renovada legislación, el Ministerio encargado de implementarla e impulsarla no solo que ha sido dirigido por civiles sino que además el más alto cargo lo ha ocupado una distinguida y eficiente Dama de ese hermano país.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO