Mandatos de Pobreza
La Asamblea de Montecristi, elegida para reformar la Constitución ecuatoriana, viene promulgando una serie de leyes a las que denomina mandatos, que en lugar de buscar la generación de empleos esta causando paralización de actividades productivas y una drástica disminución de inversiones en nuestro país. El perverso resultado de estas malhadadas políticas será el crecimiento del desempleo y de la pobreza en Ecuador. Para paliar la crisis el gobierno seguramente aumentara los bonos que distribuye a los más pobres, mientras el Congreso, mal llamado Asamblea, ha promulgado un nuevo mandato que para “proteger” a vendedores informales pueden recrear el caos y desorden que ciudades como Quito y Guayaquil vienen superando.
El mandato de la minería ha paralizado la acción de empresas que extraen minerales con aplicación de técnicas modernas menos contaminantes y permite solo el trabajo de pequeñas mineros que paradójicamente ocasionan mayores daños ambientales. Mientras el mundo experimenta una etapa de excelentes precios de minerales gracias al acelerado crecimiento de las economías asiáticas que es bien aprovechado por los productores, la “Asamblea” dispone que la inmensa riqueza minera que Ecuador posee y que ha sido redescubierta y probada en la última década, quede bajo tierra.
El mandato laboral, por otro lado, elimina la ley que flexibilizaba el régimen de trabajo aprobada durante el gobierno del Dr. Borja para generar empleos. Si existían abusos por parte de empresarios en la aplicación de esta ley, se debía regularla y controlar su cabal cumplimiento, pero no eliminarla. Este mandato convierte en ilegal el trabajo por horas, que es un derecho de ciudadanos que no desean hacerlo a tiempo completo y que es conveniente para actividades productivas y educativas. Universidades y colegios tradicionalmente tienen profesores a tiempo parcial y completo, esto permite que profesionales altamente calificados, que solo estén dispuestos a dictar cátedra algunas horas por semana, lo hagan para beneficio de sus alumnos. La eliminación del trabajo a tiempo parcial no solo aumentará la pobreza sino que afectará negativamente la educación en Ecuador.
Si estos absurdos mandatos, generadores de pobreza, son el reflejo del proyecto de Constitución que los asambleístas van a proponer y los ecuatorianos la llegaran a aprobar, Ecuador entrará en una etapa de regresión peor que la que vivimos en la llamada “década perdida” de los ochenta. Nuestros vecinos, Perú y Colombia, que por el contrario, aplican políticas razonables generadores de empleo y aprovechan el buen momento de los precios de minerales o los que están progresando aceleradamente. En Ecuador, si no cambiamos este equivocado rumbo, la pobreza será de todos.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO