I N A M H I
En los primeros días de enero fue trasmitida por la prensa información originada en el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología que indicaba que durante este mes, la estación invernal en la costa, iba a ser seca y que las lluvias serían consistentes solo a partir de febrero y marzo. Me llamó la atención la noticia puesto que los días se presentaban muy calientes y húmedos, como corresponde cuando están por llegar las lluvias. En efecto, dos o tres días después, se destapó el invierno y en diez días cayeron lluvias que, en muchos sitios, superan las de todo ese mes en años anteriores; afirmación que he comprobado personalmente con datos que mantengo en fincas en Guayas y Los Ríos, gracias a mi afición y hasta dedicación, a la agricultura.
¿Que motivos pueden existir para que una institución pública, supuestamente técnica y especializada, transmita una información tan contraria a la realidad? Hay personas e instituciones para quienes no tiene importancia si llega un temporal lluvioso o no, pero para agricultores, constructores y otros profesionales esto incide en sus actividades y deben tomar previsiones. Por eso, es necesario que exista una observación técnica realista, tomando en cuenta que aún no existen sistemas precisos de predicción del tiempo.
Por cierto que la técnica permite la predicción de la intensidad y trayectoria de huracanes cuando estos se presentan, así como otras incidencias climáticas. Los surfistas ecuatorianos, por ejemplo, conocen con un alto grado de certeza, gracias al Internet, cuando vienen oleajes, su dirección e incluso intensidad; así se programan campeonatos y viajes a los sitios para practicar el deporte. Por eso sorprende que una institución con un gran número de burócratas especializados pueda ser tan desacertada, y aún contradictoria, en las predicciones climáticas.
Una posibilidad es que los técnicos hayan calculado una estación lluviosa retrasada y débil porque el calentamiento de aguas en el Océano Pacifico, hasta el jueves pasado, aún no había ocurrido. De hecho, los surfistas prevén la llegada del primer oleaje norte de la temporada, posiblemente trayendo aguas calientes, recién en estos días. Los burócratas no habrían tomado en cuenta que las lluvias vienen al Ecuador durante el verano antártico, también desde la Amazonia, como sucedió el año pasado.
Existe la posibilidad que los técnicos no se comuniquen bien con los periodistas, o que estos no entiendan el lenguaje profesional y pasan al público, información errada. En cualquier caso, alguna autoridad debe fiscalizar el trabajo de este instituto, que sin ser el único ente estatal que estudia el tiempo, pues existe el INOCAR, tiene un alto costo para el fisco y sus errores afectan a constructores, agricultores y la producción nacional.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO