Hidrocarburos y TLC
Después de más de cuatro años desde que comenzaron a subir los precios del petróleo, por fin el estado y las petroleras van a restablecer la equidad en los contratos petroleros. Estos fueron mal negociados cuando el precio del barril estaba entre quince y veinte dólares, porque no se consideró que algún día éste podía subir. Ha sido necesario la firme decisión del ministro Borja y la aprobación de una nueva ley para lograr esto. En los Estados Unidos, en donde prevalecen los usos y costumbres, la justicia, equidad y jurisprudencia como normas del derecho, esto hubiera sido más fácil. Los contratos se hubieran renegociado restableciéndose la equidad perdida por el cambio de condiciones, luego de un dictamen judicial de “lesión enorme” realizada a pedido de la parte perjudicada.
Esto saben bien las autoridades norteamericanas, por eso no creo que exista por parte de ellas la intención de usar las justas reformas a la Ley de Hidrocarburos, (que en nuestro sistema de derecho, más legalista, fueron necesarias para lograr los cambios en los contratos), como pretexto para detener las negociaciones del TLC. De ser así, les estuvieran dando la razón a los izquierdistas que sostienen que el tratado de marras no busca el libre comercio en sí, sino dominación imperialista.
Hasta cierto punto, es comprensible la posición de abogados y “lobistas” de las compañías petroleras, al fin y al cabo, ese es su trabajo, conseguir los máximos beneficios para sus representadas. Lo que es difícil entender es la posición de algunos líderes gremiales y comentaristas, pues por encima de los intereses de las poderosas compañías extranjeras que explotan el petróleo, deben estar los de la mayoría de los agremiados y los de la nación.
La negociación del TLC de nuestro país con los Estados Unidos debe continuar porque es del interés de ambas naciones. Al Ecuador le conviene asegurar la apertura sin gravámenes del mayor mercado del mundo, más aún cuando nuestros vecinos se van a beneficiar con la liberación comercial. A los Estados Unidos le interesa que el Ecuador forme parte de los países con los cuales suscriben acuerdos comerciales, no sólo por su política de apertura sino también, para mantener un balance geopolítico ante otras naciones que se alejan de su influencia y que incluso se vuelven sus antagonistas.
Por eso los grupos empresariales que obtendrán seguridad comercial con el tratado no deben desesperarse. El proceso no es fácil: paciencia y prudencia son necesarias para que el TLC pueda culminar con éxito. En la última ronda de negociaciones, el sector lácteo obtuvo un buen acuerdo, entrará al Ecuador leche pero exportaremos quesos y otros subproductos. Esa debe ser la pauta que se debe seguir para avanzar con los temas pendientes. El tratamiento que se le va a dar al comercio de la ganadería de carne, de arroz, atún y papa, así como a otros productos sensibles esta por determinarse.
El proceso de negociación del Tratado de Libre Comercio del Ecuador con los Estados Unidos aún no termina, luego vienen las firmas y las ratificaciones de los respectivos congresos. Para que esto suceda con la aprobación ciudadana, tienen que estar claros los beneficios. Por eso la negociación tiene que hacerse con serenidad y sabiduría. No por mucho madrugar se amanece más temprano.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO