Ferrocarriles de nostalgia y porvenir
Se han cumplido cien años desde que se inauguró la estación ferroviaria de Chimbacalle y el transito del ferrocarril del Sur hasta Quito. La construcción de esta gran obra fue aprobada en la Convención de 1861 cuando habían menos de 100.000 kms. de vías ferreas en el mundo, el gobierno de Gabriel García Moreno inició su construcción en 1873 y en dos años ya llegaba a Milagro y Naranjito. Debido a problemas financieros e inestabilidad gubernamental, la obra en 1896 había llegado solo hasta Bucay. El Presidente Eloy Alfaro se empeño en terminarla y recurrió a empresarios privados extranjeros enfrentando a poderosos opositores que rechazaban la concesión de la vía. Cuando se termino en 1908 habían en el mundo más de un millón de kms. de ferrovías.
Esta obra transformó la economía nacional, integrando al país como si fuera una columna vertebral y durante cincuenta años fue el principal medio de comunicación. La construcción de carreteras fue haciendo que este y otros ferrocarriles que se construyeron en la primera mitad del siglo pasado quedaran obsoletos. Las antiguas vías férreas no permitían sino velocidades de cincuenta k/h por lo que buses y camiones fueron suplantando a autoferros y vagones como medios de transporte. Hoy la vía que inauguró el Gral. Alfaro es una de nostalgia. Aunque se rehabilite seguirá siendo una vía lenta sin posibilidades de competir como transporte moderno. Su uso será solo para recorridos turísticos y para conmemorar la obra que tanto sirvió para el desarrollo nacional a comienzos del siglo XX.
Hoy en día en los países más desarrollados, ferrocarriles modernos transitan a más de 150, y algunos hasta 300 k/h y son el medio más económico y eficiente de transporte. Hace poco utilicé el sistema ferroviario japonés y me impresiono como se movilizan millones de personas al día con exactitud y rapidez. En España, los modernos trenes AVE, que ya comunican a varias ciudades, están devolviendo al sistema ferroviario de ese país la importancia que tuvo hasta hace cincuenta años. Las vías férreas modernas son más eficientes y menos contaminantes que otros sistemas de transporte viales o aéreos.
El Ecuador del futuro necesita de una moderna vía férrea, construida con túneles y durmientes de concreto, utilizando preferiblemente energía originada en nuestra riqueza hidroeléctrica renovable, que comunique a Guayaquil y Quito en pocas horas. Esta obra debería planificarse desde ya, la ruta debería unirse desde El Empalme con Manta y podría subir los Andes desde Quevedo hacia Latacunga, posteriormente habrían ramales a Cuenca y otras ciudades del país.
Ahora que estamos recordando con nostalgia la construcción del ferrocarril del Sur es hora de pensar con visión en el ferrocarril del porvenir. Bien hace el gobierno en mantener un interesante tramo del antiguo símbolo nacional como atractivo turístico y rescatar algunos bellos edificios de las viejas estaciones, pero la principal inversión ferroviaria debe ser en el diseño y planificación de una ruta que de al Ecuador un transporte moderno en el futuro.
Frase resaltada:
Ahora que estamos recordando con nostalgia la construcción del ferrocarril del Sur es hora de pensar con visión en el ferrocarril del porvenir.
Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO