El Presidente Correa y UNASUR
El pasado 10 de agosto Ecuador celebró el bicentenario de la revolución de Quito, Rafael Correa se posesionó nuevamente como Presidencia de la República, y como tal, le correspondió asumir la dirección de la novel institución de integración. La Unión de Naciones Suramericanas se conformó hace menos de cinco años como organismo de convergencia entre la Comunidad Andina de Naciones y MERCOSUR, entidades que por más de treinta años vienen procurando impulsar la integración económica de los países andinos y del cono sur del continente, respectivamente.
El momento en el que a Rafael Correa le ha tocado asumir la Presidencia pro tempore de esta mancomunidad es crucial puesto que tanto la CAN como MERCOSUR tienen graves problemas disociadores entre sus miembros, por lo que UNASUR constituye la principal esperanza de que el proceso integrador suramericano, gran sueño bolivariano, pueda hacerse realidad en los próximos lustros. La gran dificultad que tenemos los suramericanos para integrarnos social, económica y aún políticamente, contrasta con el éxito que ha logrado la Unión Europea, no solo para consolidar la agrupación original iniciada hace más de treinta años, sino también para integrar a nuevos miembros del este europeo, algunos con diferencias notables en su desarrollo. La realidad europea nos demuestra que al existir voluntad política, los grandes objetivos regionales son realizables.
La presidenta chilena debió entregar la dirección del organismo integrador al presidente ecuatoriano precisamente cuando el líder de Venezuela, Hugo Chávez, y sus socios del ALBA reclaman airadamente a Colombia por los acuerdos que esa nación está negociando con los Estados Unidos para la utilización de bases colombianas por parte de militares norteamericanos, llegando incluso a insinuarse que esto implica “vientos de guerra” en la región. Más se complica el panorama porque Ecuador y Colombia llevan más de un año sin relaciones diplomáticas, desde que fuerzas armadas colombianas abatieran, en territorio ecuatoriano, a Raúl Reyes y otros miembros de las FARC. Desde entonces, los presidentes Uribe y Correa han ido agregando resentimientos, agravándose las relaciones al punto de afectar el intenso y tradicional comercio bilateral.
En la reunión extraordinaria de Presidentes del organismo, convocada para fines de mes en Bariloche, el Presidente Correa deberá demostrar su capacidad como estadista y de conciliación de los intereses regionales. Debe investirse de una buena dosis de prudencia, sabiduría y pragmatismo para lograr que UNASUR supere los problemas coyunturales y salga fortalecido del encuentro, que le brindará además, la oportunidad de conversar y superar las diferencias que tiene con el presidente colombiano, para que nuestras naciones restablezcan las fraternas y fructíferas relaciones que han existido en el pasado.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO