Diputados Nulos
Realmente resulta patético analizar el trabajo realizado por el Congreso Nacional en los últimos años: sigue pendiente eliminar o modernizar muchas importantes leyes caducas, se han aprobado proyectos claramente perjudiciales para el país, el trabajo fiscalizador es ineficiente y alharaquiento, la falta de visión estratégica nacional es evidente.
Encima de esto, con el sistema electoral que tenemos, pocas posibilidades existen para prever que mejore la calidad de los diputados y su trabajo. Para asignar a los triunfadores ya no se usará el método D’Hont, ni el utilizado en la elección pasada, sino un sistema modificado que ha sido analizado por respetables periodistas y matemáticos quienes lo consideran beneficioso para la votación en plancha y perjudicial a la voluntad de los electores que escogemos a los mejores individuos de entre tanto candidato.
El efecto de este sistema es mucho más grave en las provincias grandes en donde se eligen seis o más congresistas. Muchos partidos prefieren escoger caras conocidas de la farándula o el deporte porque entre tantos electores y en poco tiempo es difícil vender ideas, peor cuando no se las tiene; resulta entonces más fácil el conseguir votos para imágenes de televisión. Beneficiados los candidatos de partidos tradicionales por la plancha y la forma de contabilizar los votos, seguirán los mismos líderes ordenando con el celular al Congreso a gran parte de los elegidos que actúan como marionetas de circo.
Para favorecer a la democracia y mejorar la calidad del Congreso, son necesarios cambios constitucionales que la partidocracia prefiere no hacer. Deben establecerse distritos electorales en base al tamaño de la población, donde se elijan uno o dos diputados más votados sin recurrir a cálculos complicados que tergiversen los resultados. En este caso, los candidatos podrán llegar a sus electores exponiendo sus ideas sin grandes presupuestos y los partidos tendrán que nominar a los ciudadanos mejor calificados para tener opciones de triunfo.
Cambios como la eliminación de la obligatoriedad del voto, que en principio está en contra de la libertad ciudadana y es propiciadora del voto irresponsable, así como reformas en la ley de partidos para que sea obligatoria una democracia interna que destierre el caciquismo que actualmente los contamina, son necesidades básicas para fortalecer la democracia ecuatoriana. Los diputados nulos de la partidocracia no van a cambiar nada. Será necesaria una Asamblea elegida en base a individuos y no a planchas mediocres y sumisas para que se den las reformas políticas que la Patria necesita.
Por eso creo que el votar Nulo en la próxima elección de diputados es una opción válida. Si hubiera cientos de miles de votos nulos para las candidaturas a congresistas quizá estos se conviertan en un clamor que retumbe en los oídos de nuestros sempiternos dirigentes políticos y sirva para construir una vía que brinde mejores horizontes para el Ecuador.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO