Al borde del abismo
Prefiero escribir cuando el comentario deja un mensaje positivo, de esperanza o al menos cuando se puede dejar un consejo que pudiera ser acogido por alguien o algunos. En las circunstancias actuales del país, esto es difícil. El presidente ha desoído todos los consejos que se le ha dado. A fines del año pasado cambió la cúpula política; sin embargo, dejó el poder en manos de los mismos nepotes que lo llevaron entonces al borde del despeñadero. Hoy se encuentra otra vez al filo del precipicio.
Por lo general, en nuestra democracia las graves crisis políticas ocurren cuando la economía del país esta por los suelos. Ahora ésta sucede cuando existe una bonanza de los precios del petróleo, principal aportante del erario nacional, y cuando los ingresos impositivos están en el nivel más alto de la historia nacional, gracias a la eficiente labor de doña Elsa de Mena y el equipo que dirige en el Servicio de Rentas Internas. A pesar de tener el gobierno nacional ingresos extraordinarios, se producen en el sector público huelgas por sueldos atrasados. Inaudito, parecería que el mismo gobierno conspira contra sí mismo.
El principal argumento de campaña que contribuyó al triunfo del coronel Gutiérrez en las elecciones pasadas fue la lucha contra la corrupción. Sin embargo, el presidente ha sido lento, lentísimo, en remover a malos funcionarios acusados de peculado o incapacidad. Cuando finalmente lo ha hecho, ha sido forzado por las circunstancias y no por una evaluación propia del régimen. Con los que en cambio tienen una imagen de luchar contra la corrupción pero no son sus allegados, ha sido presuroso en removerlos. Sin duda, cuando parientes y amigos ocupan altos cargos, se hace muy difícil su remoción si por evidencias de ineficiencia y deshonestidad esto amerita. Muchos analistas le advertimos esto al Sr. Presidente al inicio de su mandato. Ahora, la imagen del gobierno está socavada por escándalos de corrupción cuyos protagonistas son cercanos al mandatario.
El ex –presidente Borja, líder de un importante partido, está impulsando la remoción del binomio presidencial por gastos no reportados y aportes ilegales en la campaña electoral. Lo hace ante la debilidad popular y política del Presidente y no es improbable que tenga suficiente apoyo en la legislatura. Si ésta sería una remoción constitucional o no, tendrían que analizarlo los constitucionalistas; pero para que ésta se dé, sólo se necesita que tres o cuatro voluntades dispongan una mayoría legislativa.
Creemos que para que el Ecuador tenga un desarrollo económico continuado es necesario que exista estabilidad política. Esta también influye para tener una imagen positiva en el exterior. También creemos que el pueblo tiene que aprender a vivir en democracia y esto incluye aguantar gobiernos deficientes, producto del voto irreflexivo y de creer en ofertas populistas de candidatos sin la suficiente experiencia ni preparación. Sin embargo, los continuos desaciertos y contradicciones, la falta de dirección y basamento ideológico o programático del gobierno de Lucio Gutiérrez nos hace pensar que el coronel se está cavando su propia tumba.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Diario EL COMERCIO