¡Antiamericanismo o Entreguismo!
Parece que las únicas opciones que se plantean en el Ecuador con respecto a la inversión petrolera y a la apertura comercial son los extremos dogmáticos que sólo nos pueden llevar a mayores fracasos como nación.
Es justo y necesario, además de constitucional y soberano, que se renegocien los contratos petroleros cerrados, con miopía o mala intención, cuando el precio del barril estaba en quince dólares. Los unos se asustan porque la necesaria reforma legal puede afectar el proceso de globalización, los otros quieren negar la posibilidad de llegar a acuerdos beneficiosos para el país con una buena empresa, por ser está de los Estados Unidos.
Los tratados de liberación comercial con naciones o comunidades regionales son provechosos para el Ecuador si están bien negociados, procesos que no se pueden acelerar con impaciencia. Unos se oponen a un TLC con nuestro mayor socio comercial por dogmas atrasapueblos, aún a pesar que grupos indígenas que representan, serian fundamentalmente beneficiados. Otros quieren firmar lo que les pongan delante sin medir consecuencias en sectores vulnerables, sacar ventajas de situaciones geopolíticas o respetar la justicia y equidad en contratos estatales con empresas privadas.
Ninguna de las dos posiciones son convenientes para el Ecuador. Las naciones que progresan y cumplen con el desarrollo de sus pueblos, como China o Chile, aplican un nacionalismo práctico que promueve inversión extranjera, dejan a un lado dogmas perversos e impulsan el comercio exterior dando más trabajo a sus ciudadanos.
Más allá de los muchos errores del actual gobierno, se destacan dos figuras: el Canciller y el Ministro de Economía, que nos dan la esperanza de que en el país se aplique un nacionalismo responsable y pragmático. Éste lo necesitamos para no caer en un antiamericanismo obtuso o un entreguismo avasallante. Es hora de establecer una política que aproveche nuestros recursos y potencialidades comerciales sin complejos de inferioridad ni fundamentalismos aislacionistas.
Dr. Benjamín Rosales Valenzuela
Publicado en: Revista Vanguarda