Partidocracia

Publicada el 7 febrero, 2011

Ese es el nombre con el que los ecuatorianos conocemos a partidos en los que un dirigente domina el escenario, toma todas las decisiones, designa candidatos y funcionarios, y determina políticas en todas las funciones del estado.  El término se usa en Ecuador desde hace más de quince años y está registrado así en el Diccionario de Americanismos recientemente publicado: “Influencia abusiva de los partidos políticos en las funciones del estado”.  En efecto, en años recientes se acusó al líder de un importante partido de colocar jueces y luego influir en sus criterios para perseguir a sus enemigos. 

Rodrigo Borja dice en la Enciclopedia de la Política, en 1997, que el término apareció en Europa después de la segunda guerra para “designar la presencia decisiva de los partidos en la vida política, en que prácticamente asumieron el monopolio de la actividad pública europea durante el proceso de la reconstrucción democrática después de la caída del fascismo”.  Según el Dr. Borja el sistema se ha deformado porque algunos partidos han perdido democracia interna, se han enquistado dirigentes, y a pesar de que: “siendo los partidos elementos sustanciales de la democracia, la partidocracia ha devenido en un fenómeno anti-democrático porque escamotea los derechos de la gente y mediatiza su participación política”.

Es paradójico que el Movimiento Alianza País, que logró el triunfo electoral hace cuatro años en base precisamente, al ataque a la “vieja partidocracia”, en poco tiempo se haya convertido en el paradigma de esta forma de hacer política.  La separación de algunos de sus más conspicuos miembros, Acosta, Larrea, Romo, entre otros, se debe a la imposición de las posturas del líder, su prepotencia y violento rechazo a discrepancias.  Unas de las preguntas del referéndum propuesto buscan, como los antiguos líderes hicieron,  aumentar poder en el sistema judicial.

En fin, si se da el proceso electoral y gana la tesis presidencial, lo que es muy probable, debemos interpretar que a la mayoría del pueblo le gusta este sistema, quieren un caudillo fuerte que domine el escenario político e imponga sus opiniones sobre seguidores y opositores.

Ese escenario haría evidente la inmadurez democrática de los ecuatorianos y seria un llamado de atención a los opositores al régimen, que pretenden, cada uno independientemente, imponer criterios propios.  Quizá ese sea un mensaje que marque el camino que deban seguir: integrarse en partidos verdaderamente democráticos, en los que se respeten criterios ajenos, se elijan representantes y candidatos, se imponga alternancia de líderes y que respeten la independencia de la funciones del estado.

Duro es el camino para lograr una verdadera democracia, Chile sufrió una tremenda dictadura, a nosotros nos tocara soportar otro caudillo.

Dr. Benjamín Rosales Valenzuela

Publicado en: Diario EL COMERCIO

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